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Ciudad de México.- El 25 de diciembre no solo es un día para descansar después de las festividades de Nochebuena, sino también una fecha que reúne a las familias alrededor de una mesa llena de sabores conocidos y entrañables: el famoso recalentado.
Desde temprano, los hogares mexicanos se llenan nuevamente del aroma del bacalao, romeritos, pierna al horno y tamales, que se disfrutan con la misma pasión (o incluso más) que en la cena de Navidad. Este día, el menú no requiere largas horas de preparación, ya que se trata de dar nueva vida a los platillos del día anterior, potenciando los sabores gracias al reposo.
“Siempre digo que el recalentado sabe mejor porque la comida ya descansó y los condimentos se integraron mejor. Es como un segundo round de la fiesta”, comenta Maricela Gómez, habitante de Veracruz.
El recalentado no solo es un evento culinario, sino también un espacio para compartir anécdotas de la noche anterior, intercambiar regalos que quedaron pendientes o simplemente disfrutar la compañía familiar con menos formalidad.
Además, es un día para reducir el desperdicio de alimentos, algo que en los últimos años ha cobrado mayor relevancia. “En mi casa, todo se recalienta: desde los romeritos hasta el ponche. Nada se tira, todo se aprovecha”, añade Maricela.
Así, el recalentado se convierte en una extensión de la festividad, demostrando que en la cultura mexicana no solo importa qué se come, sino con quién se comparte. Un recordatorio de que, después del ajetreo de la Nochebuena, siempre hay tiempo para disfrutar, reír y, por supuesto, repetir plato.