Sandra González
El Buen Tono
Orizaba.- A pocas horas de la celebración de la Nochebuena, el centro histórico de Orizaba vive un intenso flujo de ciudadanos que, entre prisas y ambiente festivo, se encuentran realizando las compras de último momento. Desde productos básicos para la cena navideña, como verduras, condimentos y carnes, hasta los regalos, ropa, zapatos y accesorios alusivos, las calles se encuentran abarrotadas.
Familias completas se encuentran recorriendo los comercios para adquirir lo necesario, mientras que algunos aprovechan para completar detalles de la decoración navideña o buscar ese gorrito rojo que complemente su atuendo para la noche del 24 de diciembre, cuando se celebra el nacimiento del Niño Jesús.
La alta afluencia hace que caminar por las calles principales sea complicado, con banquetes repletas de personas y establecimientos saturados. No obstante, entre el bullicio comercial, las tradiciones locales no pasan desapercibidas: niños provenientes de comunidades indígenas cercanas siguen cantando “La Rama”, una costumbre arraigada en la región, esperando recibir monedas o dulces por sus versos y alegría.
Este contraste entre el consumismo y las expresiones culturales resaltó el carácter único de las festividades en Orizaba, donde la tradición y la modernidad convergen en cada rincón.