AGENCIA
Q. Roo.- La historia de María Dolores Patrón, activista y fundadora del colectivo Madres Buscadoras de Quintana Roo, es un doloroso reflejo de la negligencia y la ineficiencia que aún persisten en el Sistema Médico Forense (Semefo) de Cancún. Después de 4 años y medio de protestas, bloqueos y exigencias incansables por parte de su madre, Francisca Mariner Flores Patrón fue finalmente identificada en el Semefo, pero lo que debería haber sido una simple identificación forense, se convirtió en una tragedia de omisiones y negligencia institucional.
Francisca Mariner, joven de 17 años y madre de una bebé de cinco meses, fue vista por última vez el 22 de junio de 2020 en el Fraccionamiento Paseos del Mar, en Cancún, donde vivía con su ex pareja, Ángel Conrado “N”. Un mes después, el 21 de julio, su cuerpo fue encontrado en un área verde de la Supermanzana 105, con un balazo en la cabeza que causó un traumatismo craneoencefálico fatal.
A pesar de que Ángel Conrado “N” denunció la desaparición de la joven, las investigaciones revelaron que él mismo fue el autor intelectual de su desaparición y asesinato, por lo que fue arrestado y sentenciado a 50 años de prisión. Pero el calvario para la madre de Francisca no terminó con la captura del responsable. Durante más de cuatro años, el cuerpo de su hija permaneció sin ser identificado en el Semefo, mientras la familia seguía sin respuestas.
María Dolores Patrón, quien encabezó las protestas y exigió justicia, tuvo que enfrentarse no solo a la tristeza de la pérdida, sino a una dolorosa serie de fallos por parte de las autoridades forenses. Las pruebas genéticas, cruciales para la identificación, fueron realizadas en diversas ocasiones, pero todas dieron negativo, lo que generó incertidumbre y frustración en la madre de la víctima. El 26 de enero de 2022, se realizó el primer análisis de ADN usando una muestra de sangre de María Dolores, pero los resultados fueron negativos. Se repitieron pruebas en marzo y abril de 2022, y nuevamente los perfiles genéticos no coincidieron. La burocracia forense parecía ser la única respuesta.
El Semefo de Quintana Roo, bajo la administración del entonces fiscal Oscar Montes de Oca, fue señalado por omitir procedimientos clave en la confronta de perfiles genéticos. Fue recién el 22 de noviembre de 2024, cuando finalmente se identificó el cuerpo de Francisca, gracias a una muestra de sangre de su hija menor. El resultado fue positivo, confirmando lo que María Dolores había sospechado durante años.
Este caso no solo pone en evidencia la ineficiencia del Semefo en el manejo de casos de desaparecidos, sino también la falta de empatía y responsabilidad por parte de las autoridades forenses, que dejaron pasar años de dolor para una madre que solo buscaba respuestas. La negligencia en la identificación de Francisca Mariner, que costó a su familia más de cuatro años de sufrimiento, es una prueba más de la desorganización y la omisión que caracterizan a las instituciones responsables de la justicia en México.
La Fiscalía General del Estado de Quintana Roo, al percatarse de las irregularidades, inició una investigación contra los funcionarios de la pasada administración por negligencia en los procedimientos de identificación. Sin embargo, la pregunta sigue en pie: ¿cuántas más, como Francisca Mariner, han quedado atrapadas en el olvido de la mala administración del Semefo?
El caso de Francisca Mariner es un llamado urgente a mejorar la eficiencia y transparencia de las instituciones forenses en el país. Es una tragedia que no debería haberse prolongado por más de cuatro años, y un recordatorio de que detrás de cada expediente hay una familia que exige justicia y respuestas inmediatas.