AGENCIA
Nacional.- Mientras el salario mínimo en México apenas alcanza para cubrir las necesidades básicas de las familias trabajadoras, los senadores del país parecen vivir en un universo paralelo, ajenos a la realidad de millones de mexicanos. En un acto que desató aplausos entre los trabajadores del Senado pero indignación entre la población, se anunció un incremento salarial de hasta un 54 por ciento (%) para empleados de confianza, además de otros beneficios que contrastan radicalmente con las carencias que enfrenta la mayoría de la ciudadanía.
En una reunión informativa, Adán Augusto López, presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), anunció que 514 trabajadores serán liquidados y recontratados como empleados de confianza, eliminando la intermediación de outsourcing. Este cambio incluye aumentos salariales que elevan ingresos mensuales de 7 mil 467 pesos a 11 mil 012 pesos para algunos empleados, y de 8 mil 770 a 12 mil 400 pesos para otros. Además, se prometieron prestaciones como aguinaldos de 40 días, vales de despensa y primas vacacionales más generosas, lo que representa un gasto significativo para el erario público.
Aunque el aumento salarial puede justificarse como un acto de justicia para los trabajadores, resulta irónico que estos beneficios provengan de una institución que constantemente proclama la austeridad como bandera política. En contraste, el salario mínimo para 2024 será de 248.21 pesos diarios (7 mil 446.3 pesos mensuales), cifra que apenas permite subsistir en un contexto de inflación y altos costos de vida.
Mientras el Senado garantiza turnos de siete horas y elimina cuotas para comida, millones de mexicanos enfrentan jornadas laborales extenuantes con ingresos insuficientes. Las palabras de los líderes del Senado, como Gerardo Fernández Noroña, quien calificó estas medidas como “justicia social”, resultan difíciles de digerir para quienes luchan por llegar a fin de mes.
Aunque es positivo que se eliminen prácticas como el outsourcing y la presencia de aviadores, estas acciones deberían ir acompañadas de un esfuerzo real por reducir los gastos excesivos en la burocracia y redistribuir los recursos hacia quienes más los necesitan.
En un país donde la desigualdad sigue siendo una de las principales problemáticas sociales, es crucial que los legisladores sean ejemplo de austeridad y empatía con el pueblo. Los mexicanos exigen no solo discursos sobre justicia social, sino también acciones concretas que reflejen el compromiso de sus representantes con los valores que predican.
¿Y la austeridad? Al pueblo si pueden ajustarle el cinturón pero ellos son inmunes. Son voraces con el dinero que le quitan a los mexicanos con sus impuestos
Pagar impuestos y tener salarios austeros sigue siendo práctica únicamente para el “pueblo jodido”.
Lo bueno es que el PJF es el abusivo. Los legisladores son en su mayoría ignorantes, no tienen ningún tipo de preparación, ni de educación sino modales vergonzosos, de la ética y la moral ya ni se diga, la congruencia se descarta sola.