Agencias
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, decretó la ley marcial en la noche del martes 3 de diciembre, alegando la necesidad de proteger al país de las “fuerzas comunistas” y para eliminar a los elementos antiestatales pronorcoreanos que, según él, amenazan la seguridad y la libertad de la nación. En un mensaje televisado, Yoon destacó que la medida era crucial para salvaguardar el orden constitucional en medio de lo que calificó como una amenaza a la democracia surcoreana.
Sin embargo, la medida fue rápidamente anulada por la Asamblea Nacional, que votó con 190 votos a favor para levantar la ley marcial, dos horas después de su implementación. La resolución en el Congreso la consideró inválida, lo que puso fin a la declaración presidencial. La ley marcial había sido presentada como una respuesta a lo que Yoon describió como actividades “antiestatales” de parte del opositor Partido Demócrata, acusando a sus miembros de obstaculizar el funcionamiento del gobierno y de intentar socavar la seguridad pública.
La ley marcial, que en Corea del Sur solo puede ser declarada en situaciones extremas como guerras o emergencias nacionales, otorga al presidente poderes para suspender actividades políticas, prohibir manifestaciones y controlar los medios de comunicación. Además, permite el despliegue de tropas en las calles para mantener el orden. La medida fue ampliamente criticada tanto por la oposición como por algunos miembros del propio partido de Yoon, el derechista Partido del Poder Popular, quienes la vieron como una reacción desproporcionada ante las tensiones políticas internas.
Yoon justificó la medida diciendo que era necesaria para erradicar lo que calificó de “dictadura legislativa” por parte de la oposición, que había presentado múltiples mociones de destitución contra funcionarios clave de su gobierno. No obstante, la imposición de la ley marcial desató una fuerte reacción pública y política, con figuras como el líder opositor Lee Jae Myung condenando la medida y acusando a Yoon de perder legitimidad como presidente.
A pesar de la anulación de la ley marcial, la crisis política en Corea del Sur persiste, y la situación continúa siendo tensa entre el gobierno y los partidos opositores, con el país enfrentando un panorama de polarización y enfrentamientos legislativos.