AGENCIA
Moscú.- En una escalada de tensiones en la guerra entre Rusia y Ucrania, Moscú admitió haber utilizado su misil hipersónico Oreshnik (Avellano) contra un consorcio militar en la ciudad ucraniana de Dnipró, en lo que calificó como una advertencia a Europa sobre su capacidad de respuesta.
En represalia, Ucrania lanzó misiles de largo alcance Atacms, proporcionados por Estados Unidos, contra instalaciones en la región rusa de Kursk. Según el Ministerio de Defensa ruso, Ucrania disparó 13 misiles en dos ataques recientes, de los cuales 10 fueron interceptados, aunque se reportaron víctimas y daños en infraestructuras. Rusia ha anunciado que tomará medidas de respuesta, aunque no ha revelado detalles sobre su naturaleza.
En un récord de ofensiva con drones, el ejército ruso desplegó 188 drones explosivos contra 17 regiones ucranianas. Ucrania afirma haber derribado 76 drones y desviado un centenar mediante interferencias electrónicas. Paralelamente, Rusia lanzó cuatro misiles balísticos Iskander-M, causando daños significativos en infraestructuras críticas.
Analistas militares señalan que Moscú emplea estos ataques no solo para causar daños, sino también para localizar y debilitar las defensas antiaéreas ucranianas. En respuesta, Ucrania recurre a tecnologías electrónicas para maximizar la eficiencia de sus recursos y conservar municiones.
En el frente terrestre, Rusia sigue sin cumplir con la orden de Vladimir Putin de expulsar a las tropas ucranianas de las regiones de Donietsk y Lugansk. Durante noviembre, los avances rusos han sumado 600 kilómetros cuadrados, principalmente en Donietsk, aunque todavía falta ocupar el 90 por ciento (%) del territorio restante. Por su parte, Ucrania mantiene el control de 800 kilómetros cuadrados en Kursk, a pesar de retroceder tras haber ocupado inicialmente mil 200 kilómetros cuadrados.
El comandante ucraniano Oleksander Syrskyi advirtió sobre una posible nueva ofensiva rusa en la frontera entre Donietsk y Zaporiyia, donde las tropas rusas concentran fuerzas. El grupo de ejércitos Dniéper, comandado por el general Mijail Teplinsky, cuenta con 130 mil soldados que podrían buscar rodear la ciudad de Pokrovsk o intentar retomar Zaporiyia. Sin embargo, el cruce del río Dniéper representaría un desafío logístico y humano considerable.
El avance ruso busca maximizar ganancias antes de que el invierno ralentice las operaciones. Las condiciones climáticas complicarán las ofensivas, pero ambas partes continúan fortaleciendo sus tácticas. El conflicto se ha transformado en una guerra de desgaste, con un uso intensivo de tecnología avanzada, drones y grandes contingentes militares.
La dinámica del enfrentamiento sigue mostrando la complejidad del conflicto, en el que las acciones estratégicas y las armas avanzadas juegan un papel crucial mientras los países enfrentan costos humanos y económicos cada vez más altos.
