El diputado de Morena, Manuel Vázquez Arellano, encendió el debate en la tribuna de la Cámara de Diputados al revivir la iniciativa para reducir la jornada laboral semanal de 48 a 40 horas, una propuesta que en la legislatura anterior provocó tensiones internas en su bancada.
Mientras tanto, a las afueras del Palacio de San Lázaro, la activista María Eugenia Luévano sostiene una huelga de hambre como protesta por el estancamiento de la reforma. El legislador recordó en sesión que la medida forma parte de los 100 compromisos del gobierno de Claudia Sheinbaum y subrayó que representa un esfuerzo colectivo liderado por trabajadores y organizaciones como el Frente Nacional por las 40 horas.
“La iniciativa que presento ante esta soberanía parte de un esfuerzo colectivo que encabezan desde hace años y más visiblemente desde hace meses trabajadores y trabajadoras en todo el país”, declaró Vázquez Arellano.
El diputado detalló que el objetivo de la reforma es garantizar dos días de descanso por cada cinco trabajados, sin afectar el salario de los empleados. También señaló que otras bancadas han presentado propuestas similares, destacando la relevancia de una jornada laboral más justa.
Un conflicto histórico
La propuesta no es nueva. En 2023, una reforma similar, impulsada por la morenista Susana Prieto, fue aprobada, pero su implementación se detuvo bajo el argumento de integrar medidas graduales para proteger a pequeñas y medianas empresas. Esto desató un enfrentamiento público entre Prieto y el entonces líder de la diputación morenista, que llevó a la abogada y sindicalista a declararse independiente.
Hoy, Susana Prieto respalda la protesta de Luévano y denuncia que las justificaciones para frenar la reforma carecen de fundamento:
“Mentira que esta propuesta causaría inflación. Mentira que reducir la jornada laboral es contrario a lo que piensan las y los trabajadores”, expresó Prieto, quien también cuestionó las condiciones laborales actuales que afectan a sectores vulnerables, como madres solteras y trabajadores de bajos ingresos.
Una exigencia social
Vázquez Arellano hizo un llamado a empatizar con las personas trabajadoras que enfrentan largas jornadas y bajos salarios:
“Qué fácil verlo desde la patronal y las grandes élites sindicales. Pongámonos en las botas de quienes descargan productos en las centrales de abasto, limpian hoteles o trabajan en restaurantes”.
El futuro de la reforma sigue en el aire, pero el debate ha tomado un nuevo impulso. La protesta a las afueras del Congreso y el respaldo de diversas figuras sugieren que el tema podría convertirse en un punto clave de la agenda legislativa. ¿Será este el inicio de un cambio histórico para la clase trabajadora en México?