De la Redacción
El Buen Tono
Fortín.- Las calles de Fortín se han convertido en el reflejo de la decisiones poco planificadas y carentes de visión y de buen gusto, de su alcalde, Gerardo Rosales Victoria. En lugar de implementar una solución homogénea y funcional, como el asfalto negro con señalización uniforme, el edil ha optado por un pavimento estampado rosado que muchos califican como un diseño “de rancho”.
Este pavimento, además de contrastar drásticamente con las calles ya existentes, carece de la estandarización –palabra clave en el sistema de gestión de calidad ISO 9000–, que caracteriza a ciudades bien planificadas, como Orizaba, donde la uniformidad en el diseño urbano genera cohesión y orden. ¿O qué ven que en Orizaba Chaín llegó con su diseño, luego Diez con otro y luego Rojí con otro? Por ignorancia, el alcalde Rosales está haciendo puros parches en la ciudad.
Y es que Fortín presenta un panorama desarticulado, con calles que parecen un rompecabezas resultado de ocurrencias del alcalde, no de una estrategia integral de desarrollo.
El problema se agrava porque nadie se queja, ni siquiera los arquitectos ¿será que ven bien esas ocurrencias del alcalde? Que salgas de una calle con un diseño y entres a otra con otro tipo de diseño o llena de hoyos, como el caso del bulevar, porque ni siquiera los tapa y pretende elevarle los impuestos del catastro a los habitantes de ese fraccionamiento “de lujo”, donde ni tapa los baches, ni desmonta las banquetas.