Al menos 13 personas resultaron heridas este domingo en Tulkarem, en el norte de la Cisjordania ocupada, cuando los restos de un cohete interceptor israelí, lanzado para detener otro proyectil proveniente del Líbano, cayeron sobre varias viviendas. Según la Media Luna Roja Palestina (MLRP), entre los heridos se encuentran cinco niños de entre 6 y 10 años, la mayoría de ellos con quemaduras y lesiones en la espalda y piernas debido a los fragmentos del cohete.
Un día de caos y ataques cruzados
Mientras tanto, el Ejército israelí reportó que en el mismo día fueron lanzados alrededor de 250 cohetes desde el Líbano hacia Israel, activando alarmas en diversas ciudades, incluidas Tel Aviv. Los ataques, muchos de ellos reivindicados por la milicia Hizbulá, también causaron estragos en Israel. Un hombre de 60 años resultó gravemente herido en Alta Galilea, mientras que dos personas más sufrieron lesiones leves en Haifa.
La situación en la región se ha intensificado en las últimas semanas. Desde septiembre, los enfrentamientos entre el Ejército israelí y Hizbulá han aumentado considerablemente, tras los bombardeos israelíes en el sur del Líbano y una incursión terrestre el 1 de octubre. Según el Ejército israelí, en estos dos meses se han atacado 150 objetivos de la milicia libanesa, con decenas de “terroristas” muertos.
Un conflicto que no cesa
Más de 3,500 personas han perdido la vida debido a los intercambios de fuego entre Israel y Hizbulá, la mayoría en el Líbano. Del lado israelí, han fallecido 78 personas, incluidos 47 civiles y 46 soldados. Esta creciente violencia refleja la continua escalada en la región, donde los ataques y contraataques se han vuelto una trágica rutina para los residentes tanto de Israel como del Líbano.