AGENCIA
Japón ha dado un paso audaz para desafiar el monopolio de China sobre los recursos de tierras raras, esenciales para la fabricación de tecnologías avanzadas. Desde diciembre de 2022, el país ha centrado su atención en un yacimiento marino frente a la isla Minami-Torishima, ubicada a unos mil 900 kilómetros de Tokio, que podría contener 230 millones de toneladas de estos metales estratégicos.
La importancia de las tierras raras, como el cobalto y el níquel, radica en su uso en industrias clave, desde la fabricación de baterías y motores de vehículos eléctricos hasta dispositivos electrónicos y equipos médicos. A pesar de no ser difíciles de encontrar, su distribución en la Tierra es limitada, lo que ha llevado a China a consolidarse como el principal proveedor, lo que a su vez ha generado tensiones geopolíticas con Estados Unidos y otras naciones.
El yacimiento submarino, que se estima cubrir un área de 10 mil kilómetros cuadrados, podría tener 16 millones de toneladas de estos recursos, aunque estudios recientes realizados por la Fundación Nippon y la Universidad de Tokio apuntan a que la cifra podría ser considerablemente mayor. Además de cobalto y níquel, se han identificado grandes cantidades de manganeso, un mineral fundamental para diversas aplicaciones industriales.
La tarea de extraer estos metales no será sencilla. El yacimiento se encuentra a profundidades de 5 mil 200 a 5 mil 700 metros bajo el mar, lo que representa un desafío tecnológico y logístico significativo. Japón deberá realizar estudios exhaustivos sobre los posibles impactos ambientales de la minería submarina, para garantizar que el proceso sea sostenible.
En 2025, Japón comenzará con pruebas de extracción a gran escala, con una fase inicial de tres años durante la cual se espera recolectar miles de toneladas de manganeso por día, alcanzando una producción anual de 3 millones de toneladas. Si el proyecto es viable, la gestión de la operación se transferirá al sector privado, lo que podría convertir a Japón en una nación más autosuficiente en recursos estratégicos.
Este esfuerzo no solo tiene como objetivo asegurar el suministro de metales esenciales para Japón, sino también reducir su dependencia de China, que actualmente domina el procesamiento de tierras raras. Con este proyecto, Japón espera fortalecer su independencia económica y geopolítica frente a los desafíos de la competencia global por estos recursos clave.