AGENCIA
Nacional.- La reciente reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) ha desatado un fuerte debate en el Senado mexicano y ha puesto de manifiesto las profundas divisiones dentro del partido Morena, que actualmente lidera el gobierno del país.
El proceso de reelección no solo generó críticas en el ámbito legislativo, sino que también reveló una dinámica de poder que trasciende los muros del Senado. A pesar de los intentos de la presidenta Claudia Sheinbaum por distanciarse de las controversias, señalando que la decisión era competencia exclusiva del Senado, las maniobras políticas y las fracturas internas han captado la atención de la opinión pública y analistas.
En la bancada de Morena, se evidenció una notable división. Por un lado, los senadores afines a Sheinbaum promovían a Nashieli Ramírez Hernández como una opción que representaría un cambio en la CNDH, mientras que los amlistas, leales al expresidente Andrés Manuel López Obrador, abogaban enérgicamente por la reelección de Rosario Piedra.
En medio de esta controversia se encontraba Adán Augusto López Hernández, coordinador de los senadores de Morena, quien fue acusado de emplear tácticas autoritarias para asegurar la reelección de Piedra. Fuentes internas sugieren que las boletas de votación pudieron haber sido prellenadas, lo que generó aún más descontento entre los críticos.
El senador Félix Salgado Macedonio reforzó la idea de la lealtad al expresidente al declarar que los senadores debían su posición a AMLO, subrayando la influencia perdurable del exmandatario en el partido.
Un día después de la tensa votación, Claudia Sheinbaum intentó desvincular a AMLO de la decisión, expresando frustración ante las críticas que apuntaban al exmandatario como el que aún dicta decisiones desde Palenque. “¿De verdad creen que él está pensando en quién será la presidenta de la CNDH? Déjenlo descansar”, replicó Sheinbaum, pero sus palabras no lograron calmar los ánimos.
Este episodio ha resonado entre analistas y ciudadanos, quienes perciben que las decisiones cruciales aún están bajo la sombra de AMLO, lo que pone en duda la autonomía política del actual gobierno. La reelección de Rosario Piedra ha reabierto el debate sobre su gestión al frente de la CNDH, previamente criticada por su falta de independencia y su alineación con el gobierno de AMLO. La oposición y organizaciones civiles argumentan que su continuidad perpetúa un modelo incapaz de abordar las crecientes violaciones a los derechos humanos en el país.
La controversia no se limitó a Morena; algunos senadores del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) también votaron en contra de la reelección de Piedra, evidenciando una falta de consenso entre los aliados de gobierno.
Con las elecciones presidenciales de 2024 a la vuelta de la esquina, la reelección de Rosario Piedra plantea interrogantes sobre la capacidad de Morena para mantener unidad e integridad interna mientras navega los intereses de diferentes grupos de poder. La tensión entre los claudistas, que buscan garantizar la autonomía de la nueva presidenta, y los amlistas, que continúan viendo a AMLO como figura central, podría marcar el futuro del partido en un entorno electoral desafiante.
La reelección de Piedra plantea la pregunta crucial: ¿cómo puede Morena construir una narrativa de transformación y autonomía cuando sus procesos internos parecen tan opacos? La falta de transparencia en decisiones críticas como esta mina la confianza de los ciudadanos en las instituciones y cuestiona el compromiso del partido con los principios democráticos que profesa.
En un contexto donde los derechos humanos deberían ser una prioridad nacional, la continuidad de Rosario Piedra en la CNDH se presenta como una oportunidad desaprovechada para renovar la visión de este organismo y asegurar su verdadera autonomía.
¡Exelente! Más claro que el agua. Lo que no se entiende es por qué a fuerza quieren a Piedra en ese puesto, no ha dado resultados, no se vio en todo el sexenio anterior, no es apta para defender los derechos humanos, existen pruebas que hay demasiada impunidad.
Adán Augusto es un barbaján con todo el colmillo del mundo, ¿mira que proponer exhibir el voto para asegurar que nadie se les salga “del redil”? Sin palabras del nivel tan bajo de políticos en el poder.