El conflicto entre Israel y el grupo chií Hizbulá continúa escalando. Este sábado, aviones de combate israelíes bombardearon nuevamente los suburbios del sur de Beirut, específicamente la zona de Dahiyeh, un bastión clave de Hizbulá, en dos intensas oleadas de ataques. El Ejército israelí detalló que estos bombardeos fueron dirigidos a instalaciones de infraestructura terrorista del grupo libanés, un objetivo constante en la estrategia de Israel.
Desde primeras horas de la mañana, el portavoz militar israelí, Avichay Adraee, instó a la evacuación de varias áreas de Beirut, incluyendo Haret Hreik, Al Ghobeiry y Burj el Barajneh, donde aún residen algunas personas civiles. “Por su seguridad y la de sus familias, deben evacuar inmediatamente”, advirtió Adraee a través de su cuenta en X.
El viernes, Israel lanzó hasta cuatro oleadas de ataques en el área, reforzando sus bombardeos en el sur y este del Líbano. El Ejército justifica estos ataques, acusando a Hizbulá de esconder su infraestructura militar entre la población civil libanesa, lo que dificulta la distinción entre objetivos militares y civiles.
En respuesta, al menos cuatro drones y más de 50 cohetes fueron disparados desde Líbano hacia el norte de Israel este domingo. Afortunadamente, los drones fueron interceptados, y la mayoría de los proyectiles también fueron destruidos en el aire, sin causar víctimas.
A pesar del fuego cruzado, la diplomacia sigue en pie. Nabih Berri, presidente del Parlamento libanés y aliado de Hizbulá, confirmó la recepción de una propuesta de alto el fuego por parte de Estados Unidos, lo que abre la puerta a posibles negociaciones en medio de este conflicto creciente.
El futuro de la región sigue siendo incierto, mientras los esfuerzos internacionales continúan para frenar la violencia y evitar una mayor escalada del conflicto.