AGENCIA
Washington, D.C.- El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dejado clara su intención de adoptar una postura agresiva contra los cárteles de la droga en México, acusados por su administración de ser los responsables de la crisis de fentanilo que ha cobrado más de 300,000 vidas por sobredosis en los últimos cinco años en Estados Unidos.
Durante su campaña, Trump sugirió bombardear laboratorios de drogas en territorio mexicano, una idea que no es nueva y que, según el exsecretario de Defensa Mark Esper, el mandatario ya había considerado durante su primer mandato.
El endurecimiento de esta postura ha sido respaldado por figuras como Tim Kennedy, militar retirado y cercano a Trump, quien durante un reciente evento en Texas afirmó que el gobierno estadounidense planea designar a los cárteles como organizaciones terroristas. Esto permitiría a Estados Unidos implementar sanciones económicas y lanzar operaciones especiales, incluso militares, contra ellos.
Kennedy explicó que Trump buscará combatir a los cárteles con una combinación de estrategias diplomáticas, económicas y militares. “No andaremos con rodeos”, declaró. “Vamos a obligar a los gobiernos a alinearse con las políticas estadounidenses”.
El militar retirado comparó a los cárteles mexicanos con Al Qaeda, destacando su capacidad financiera y operativa. “Estamos peleando contra adversarios de nivel con financiamiento ilimitado. Esto se va a poner muy mal”, advirtió, y señaló que el gobierno de México tendrá que decidir entre apoyar a los cárteles o enfrentar sanciones.
La estrategia de Trump también incluye críticas directas a la administración mexicana. Funcionarios como el embajador Ken Salazar han cuestionado la política de seguridad de “abrazos, no balazos” impulsada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, calificándola de fallida ante los niveles de violencia e inseguridad.
Además, el caso del exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, condenado en Nueva York por vínculos con el narcotráfico, refuerza la narrativa de que el crimen organizado ha infiltrado las instituciones mexicanas.
La designación de los cárteles como organizaciones terroristas podría marcar un antes y un después en la relación bilateral. Expertos como Steve Duncan, quien participó en el desmantelamiento del Cártel de los Arellano Félix, consideran que esta medida es necesaria para presionar a México y crear una cooperación efectiva contra el crimen organizado.
Sin embargo, esta política también podría desatar tensiones diplomáticas sin precedentes y un aumento en la violencia, particularmente si Estados Unidos opta por operaciones militares en territorio mexicano.
Con el retorno de Trump a la presidencia, el enfoque hacia los cárteles promete ser más agresivo que nunca. ¿Estarán preparados México y su gobierno para enfrentar estas medidas? La respuesta será clave en los próximos meses.
