AGENCIA
Lima, Perú.- Este jueves, el presidente de China, Xi Jinping, y la presidenta de Perú, Dina Boluarte, inaugurarán el puerto de Chancay, una colosal obra de infraestructura que busca posicionar a Perú como un nuevo centro de exportaciones en Sudamérica y crear una conexión directa con Asia. El proyecto, impulsado por la inversión de la empresa estatal china Cosco Shipping, ha atraído más de 3 mil millones de dólares y promete transformar a Perú en un eje de comercio y manufactura regional. Sin embargo, también ha despertado preocupaciones en Estados Unidos debido a la posibilidad de que el puerto sea utilizado con fines militares.
El puerto de Chancay, ubicado en la costa peruana, está diseñado para albergar buques de carga de gran tamaño, siendo el primero en Sudamérica en recibir embarcaciones que no pueden pasar por el Canal de Panamá. La tecnología avanzada utilizada incluye grúas automáticas y camiones eléctricos sin conductor, suministrados por empresas chinas, lo que ha levantado alertas en Estados Unidos sobre riesgos potenciales de seguridad.
Para Xi Jinping, el puerto forma parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un ambicioso plan lanzado en 2013 para expandir la red de comercio e infraestructura de China a nivel global. Con más de 40 puertos en distintos países, esta estrategia busca asegurar el acceso de China a mercados y recursos naturales clave en América Latina y otras regiones.
En una entrevista reciente con el Financial Times, Laura J. Richardson, exjefa del Comando Sur de EE.UU., expresó su inquietud, indicando que Chancay podría ser parte de un “plan estratégico” para permitir la presencia de buques militares chinos en el continente americano. A pesar de estas advertencias, el gobierno chino ha sostenido que el puerto tiene únicamente fines comerciales.
Para Perú, el proyecto representa una oportunidad económica significativa. La presidenta Boluarte ha elogiado el puerto como un futuro “centro neurálgico” del comercio que podría generar 8 mil empleos y 4 mil 500 millones de dólares en actividad económica anual, posicionando a Perú como un competidor comercial en la región y atrayendo potenciales inversores chinos interesados en establecer fábricas en el país.
Las autoridades chinas también han planteado la idea de construir una línea ferroviaria que conecte Chancay con Brasil, el mayor socio comercial de China en América Latina. Este megaproyecto permitiría transportar mercancías desde el Pacífico hasta el Atlántico, fortaleciendo la influencia de China en la región.
La presencia de China en el sector minero de Perú también es considerable, con inversiones que alcanzan los 11 mil 400 millones de dólares, en su mayoría destinadas a la extracción de cobre, un recurso esencial para la industria tecnológica y de energías limpias. Con el puerto de Chancay, China mejorará su acceso a las minas de cobre en Perú, el segundo mayor productor de cobre en bruto de Sudamérica.
En medio de estas oportunidades, Chancay ha sido objeto de controversias. La Autoridad Portuaria Nacional de Perú intentó modificar el contrato de concesión de Cosco este año, argumentando un error administrativo que otorgaba a la empresa china derechos exclusivos sobre el puerto por 30 años. Sin embargo, la demanda fue retirada días antes de que Boluarte visitara China en junio.
El puerto de Chancay, además de facilitar el comercio, evidencia la creciente presencia de China en América Latina, una región que ha recibido con interés sus inversiones tecnológicas, en energía y en infraestructura. La economía peruana se beneficia de su relación comercial con China, su mayor socio, con un intercambio que superó los 36 mil millones de dólares en 2023, frente a los 21 mil millones de dólares con Estados Unidos.
A medida que avanza la construcción del puerto, se espera que el papel de China en la región se fortalezca aún más, consolidando a Chancay como una base clave en su red de infraestructura global.
