Terreno sigue inestable sin fecha para reabrir
De la redacción
El Buen Tono
Orizaba, Veracruz.- Después de casi un mes desde el deslave ocurrido el 26 de octubre en la autopista Orizaba-Puebla, a la altura del tramo Ciudad Mendoza-Acatzingo, las autoridades finalmente se dignaron a reunirse para coordinar la construcción de un carril provisional, mientras evalúan una solución definitiva para el área afectada.
Esta reunión tardía, que buscó dar una respuesta “provisional”, refleja la falta de comunicación y una preocupante falta de acción oportuna por parte de los gobiernos involucrados. Desde el principio, esta situación debió haberse abordado con mayor celeridad, ya que, además de los daños materiales, el derrumbe ha dejado a varias personas heridas y ha provocado pérdidas económicas millonarias.
El proyecto de Capufe, que incluye medidas como la estabilización de taludes, la instalación de barreras de contención plásticas y, en última instancia, la posible construcción de túneles, aún no tiene un tiempo estimado de finalización. Las autoridades han optado por el hincado de pilotes en al menos 420 metros del tramo afectado, una medida inmediata aprobada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Sin embargo, lo que se percibe como una solución temporal no ha resuelto el problema de fondo: El terreno sigue siendo inestable, y las acciones hasta ahora se limitan a monitorear la zona sin un plan claro y concreto para restaurar la vía de manera definitiva.
La falta de una respuesta eficaz ha tenido graves repercusiones. Mientras Capufe y las autoridades siguen intentando buscar soluciones, el tráfico por vías alternas sigue siendo un riesgo constante, con muchos conductores exponiéndose a accidentes y robos. La situación se ha vuelto insostenible para los usuarios de la autopista, y los esfuerzos por “endulzar el oído” de los afectados con la promesa de la vía alterna no hacen más que agravar el descontento. La falta de una fecha concreta para la reactivación del paso vehicular y la incertidumbre sobre la duración de las obras aumentan la frustración y los riesgos para quienes dependen de esta ruta.
Cuitláhuac García ha fallado una vez más, y lo peor es que ni él ni su gobierno parecen dispuestos a dar la cara y asumir las consecuencias de su falta de acción. Las reuniones, las promesas y las medidas “provisionales” no son suficientes. Veracruz necesita un liderazgo real, no excusas ni más demoras.