En lo que debería haber sido una noche de diversión y sustos controlados, dos adolescentes enfrentaron un terror de la vida real en el Festival del Terror de Six Flags México, ubicado en la alcaldía de Tlalpan en la Ciudad de México. El festival, conocido por sumergir a sus visitantes en ambientes tenebrosos inspirados en clásicos del cine de terror como “El Conjuro”, “Scream” y “Saw”, se vio empañado por un incidente que ha causado conmoción. El periodista Carlos Jiménez reveló un caso perturbador de presunto abuso sexual perpetrado por uno de los actores enmascarados del evento.
Según se informa, las víctimas son dos amigas de 15 y 16 años que asistieron al parque temático para disfrutar del Festival del Terror, una celebración anual dedicada a Halloween y el Día de Muertos. “Uno de los monstruos las agredió y después se escabulló entre el resto”, declaró Jiménez, poniendo de manifiesto la facilidad con la que el presunto agresor pudo huir entre la multitud disfrazada. Este año, el parque de diversiones había preparado ocho nuevas casas de terror para sumergir a los visitantes en experiencias de miedo inmersivas. La seguridad y el disfrute eran las promesas del evento, pero el incidente ha puesto en tela de juicio estas garantías.
El pase anual Gold de Six Flags, que cuesta mil 400 pesos y ofrece acceso ilimitado al parque, se convierte en un contraste amargo con el precio de la seguridad que muchas familias asumen al visitar estos lugares. Para aquellos interesados en el evento, el combo de boleto de un día, que permite el acceso a todas las atracciones del Festival del Terror, cuesta mil 419 pesos. Sin embargo, para quienes solo desean experimentar las casas temáticas, el costo es de 520 pesos.
El festival inició el pasado 12 de septiembre y está programado para concluir el 10 de noviembre de 2024, aunque este caso podría cambiar la percepción pública sobre la seguridad en eventos de este tipo. La Fiscalía de la Ciudad de México ya ha iniciado investigaciones sobre este lamentable suceso, buscando no solo justicia para las víctimas, sino también respuestas sobre cómo pudo suceder algo así en un lugar destinado a la diversión. Este incidente nos recuerda que, a veces, el verdadero horror no siempre es el que está detrás de la máscara.