AGENCIA
Tijuana.- Durante el Día de Muertos, los panteones 1 y 2 de Tijuana, donde descansan algunos de los primeros pobladores de la ciudad, lucen desolados. Las tumbas de estos cementerios históricos, ubicados en la zona Centro, apenas son visitadas, y muchas se mantienen sin flores ni ornamentos, reflejando el paso del tiempo y el olvido en que han caído.
Con el transcurso de las décadas, los descendientes de quienes están sepultados en estos cementerios se han mudado a Estados Unidos o se han alejado de la ciudad, dejando atrás el lugar donde crecieron y donde yace parte de su historia familiar. Las pocas personas que asisten son, en su mayoría, adultos mayores que aún residen en Tijuana, una ciudad fronteriza que recibe diariamente a migrantes de distintas partes del país y del mundo.
“Muchos se van para Estados Unidos y ya no regresan, se olvidan de sus difuntos”, comentó José Luis Alvarado, quien junto a su esposa visitó la tumba de su cuñada, fallecida al nacer hace más de 50 años. Alvarado lamentó la ausencia de otros familiares y recordó que el apego a las tradiciones se va diluyendo con el tiempo y las migraciones.
Entre los pocos visitantes también se encontraba Hilda Elena Corral Galindo, quien acudió a honrar la memoria de su abuelita, María Madrid Palacios, y su tía, María de Jesús Madrid Palacios. Mientras limpiaba la tumba, expresó su tristeza por el olvido que rodea a estos espacios. “Da tristeza ver que la gente los deja en el anonimato, que son pocos los que se acuerdan. Quizá ya no está la gente, pero mientras uno se acuerde de ellos, nunca van a morir en uno”, afirmó Hilda Elena.
Año con año, estos panteones tradicionales de Tijuana se vuelven un recordatorio de la importancia de preservar la memoria de quienes construyeron la historia de la ciudad, aunque los lazos familiares hayan cambiado de rumbo y de país.