AGENCIA
CDMX.- Entre 1956 y 2022, el Panteón de Dolores, en la alcaldía Miguel Hidalgo, ha recibido 18 mil 062 cuerpos o restos humanos en fosas comunes, y de estos, 3 mil 308 fueron inhumados entre 2019 y 2022, coincidiendo con un aumento sin precedentes en personas desaparecidas en la Ciudad de México. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), mil 702 personas registradas como desaparecidas entre enero de 2019 y diciembre de 2022 continúan sin ser localizadas, con un promedio diario de 1.1. De ellas, el 67 pr ciento (%) son hombres y el 29% mujeres.
Durante estos cuatro años, el Panteón de Dolores recibió un promedio mensual de 74 cuerpos o restos para ser depositados en fosas comunes, equivalente a 2.4 cuerpos al día. De los cuerpos o segmentos inhumados en el periodo, el 83% correspondía a personas identificadas como hombres, y en un 85% de los casos eran cadáveres completos. Además, 69 fueron clasificados como restos humanos, 17 como restos óseos y 244 como restos cremados.
La investigación de la exconsejera de la comisión de búsqueda capitalina, Elena Azaola, titulada *La desaparición de personas en la Ciudad de México*, documenta que en 2021, el Inegi reportó 359 cuerpos no identificados almacenados en anfiteatros de centros de resguardo forense en el país, sin que fueran inhumados. Esta cifra, que representa el 35% de los cuerpos en condiciones similares a nivel nacional, genera dudas sobre su destino final.
Azaola subraya la falta de explicaciones oficiales sobre el aumento en personas desaparecidas, que contrasta con una presunta disminución en homicidios. Según datos del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo) y del Inegi, las cifras de homicidios no coinciden, aunque ambas provienen de certificados de defunción. Entre 2019 y 2022, Incifo reportó mil 066 homicidios más que el Inegi, lo que subraya una disparidad significativa en las estadísticas.
Además, el 35% de las muertes registradas en 2022 se clasificaron como de “intención no determinada”, un porcentaje considerablemente superior al promedio nacional de 7%. Este incremento en muertes sin clasificación concreta preocupa a la investigadora, quien observa un alza en desapariciones y en el número de personas depositadas en fosas comunes.
El análisis de Azaola destaca que el número de inhumaciones diarias en fosas comunes del Panteón de Dolores coincide con el incremento de personas desaparecidas, lo que, para ella, es un reflejo de la falta de interés de las autoridades forenses y fiscales en identificar los cuerpos. Tan solo entre 2009 y 2019, Incifo envió 2 mil 028 cuerpos no identificados a facultades de medicina para prácticas, en lugar de agotar recursos para su identificación y entrega a familiares.
La investigadora critica la falta de diligencia en la toma de perfiles genéticos de los cuerpos y la falta de colaboración con colectivos de familiares de desaparecidos para cotejar estos datos. Esta omisión priva a los desaparecidos del derecho a una identificación digna y acentúa el dolor de sus familias. Azaola lamenta que las prácticas forenses actuales representan una “práctica bárbara” que afecta profundamente el tejido social y que necesita urgentemente ser abordada y resuelta.