AGENCIA
Chiapas.- En el marco de las festividades del Día de Muertos, Ana Yoselin Cabrera, estudiante del Conalep Tonalá 170 en Chiapas, ha causado sensación en redes sociales al presentar un vestido de Catrina confeccionado con mil chiles guajillo. Su innovador diseño ha capturado la atención de miles, destacándose por su originalidad y profundo apego a las tradiciones culturales y culinarias de su región.
Ana Yoselin, conocida en redes como la creadora de la “Catrina de los Chiles Guajillos,” ha plasmado su talento y amor por sus raíces en un vestido que rinde homenaje a la cocina tradicional mexicana. La falda del atuendo está formada por cientos de chiles guajillos, barnizados con aceite de coco para darles un brillo especial, lo que resalta la riqueza cultural chiapaneca y su vínculo con la gastronomía.
Este proyecto fue posible gracias al apoyo de la familia y amigos de Ana, quienes participaron activamente en la confección del vestido. Durante varios días, el equipo trabajó con dedicación, y su esfuerzo se vio recompensado al ver el resultado final, que Ana compartió en su cuenta de Facebook, recibiendo elogios y muestras de apoyo de usuarios que admiraron su obra.
Para completar el atuendo, Ana creó un sombrero adornado con flores de cempasúchil, semillas de chile guajillo, ramas de palmeras y plumas, elementos que aportan autenticidad y celebran la riqueza de materiales de la región chiapaneca. Aunque su diseño no obtuvo el primer lugar en el concurso de disfraces de su escuela, el impacto en redes fue significativo, con comentarios como “¡Increíble homenaje a nuestras tradiciones!” y “Una verdadera obra de arte”.
El Día de Muertos es una de las festividades más queridas en México, un momento para honrar a los seres queridos y celebrar la vida. La creación de Ana Yoselin es un reflejo de cómo las nuevas generaciones reinterpretan y preservan estas tradiciones, mostrando el orgullo y respeto por sus raíces a través de elementos emblemáticos como el chile guajillo.
El vestido de Ana Yoselin Cabrera ha dejado una huella en la comunidad y en las redes sociales, recordando que el valor de una tradición reside en su capacidad de ser reinterpretada y celebrada por cada generación.
