EFRAÍN HERNÁNDEZ
EL BUEN TONO
REGIÓN.- La ofrenda de Día de Muertos es mucho más que un simple ritual: representa un puente simbólico que conecta a los vivos con aquellos que han partido, permitiéndoles recordar y honrar sus memorias.
En todo México, esta tradición de origen prehispánico ha evolucionado, adaptándose con elementos europeos e indígenas que revelan un sincretismo cultural único.
Cada año, esta celebración se convierte en un momento de reflexión y respeto, en el que los mexicanos rinden homenaje a sus seres queridos en una ceremonia cargada de simbolismo.
La investigadora paranormal Paulette Zuzuky enfatizó la importancia de este acto, que, más allá de lo visual, es una manifestación de amor y de esperanza en la creencia de que las almas regresan a convivir con quienes los recuerdan.
“La ofrenda es un ritual mediante el cual los vivos y los muertos se reencuentran simbólicamente. Cada objeto tiene su razón de estar, no es una simple decoración”, señaló.
El altamente significativo sincretismo en la ofrenda
La ofrenda es fruto de la mezcla de culturas; en ella encontramos tanto elementos europeos: el pan y las velas; e indígenas, como el copal y las flores de cempasúchil.
Estos artículos no son al azar; cada uno guarda un simbolismo que habla de las creencias mexicanas.
Las velas, por ejemplo, guían a los espíritus en su camino, mientras que el papel picado y el colorido de las flores representan la alegría y el viento, integrando una dimensión visual y espiritual que caracteriza a esta tradición.
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Y LAS FECHAS
El 28 de octubre, por ejemplo, está dedicado a aquellos que fallecieron de forma trágica, y se les conoce como “los matados”.
Los días 30 y 31 se colocan altares para los niños que murieron sin ser bautizados, mientras que el 1 de noviembre se recuerda a los niños que partieron.
Finalmente, el 2 de noviembre es el día reservado para todos los fieles difuntos.
Es en esta noche cuando se considera que todas las almas regresan para estar nuevamente junto a sus seres amados, y el 3 de noviembre se despiden hasta el próximo año.
Tradición que trasciende generaciones
La ofrenda es una muestra de la relación que México mantiene con la muerte, no como un final, sino como una parte natural de la vida.
Elementos como el agua, la sal, y el pan de muerto simbolizan la generosidad y hospitalidad de los vivos, mientras que las calaveras de azúcar o chocolate representan la aceptación de la muerte como una realidad inevitable.
La ofrenda de Día de Muertos, por lo tanto, no sólo honra a quienes partieron, sino que refuerza un sentido de identidad y pertenencia entre generaciones, lo cual trasciende a nivel internacional.