Veracruz, un estado rico en cultura e historia, es también un lugar donde las leyendas cobran vida. Una de las más fascinantes es la de la Dama de la Huaca, una historia que ha sido transmitida de generación en generación y que se remonta a la época de la ciudad amurallada de Veracruz.
La leyenda narra la vida de doña Catalina, una mujer originaria de Barcelona, España, que llegó a Veracruz con grandes sueños: abrir una tienda de tabaco y ropa para damas. Su fortuna le permitió establecerse rápidamente en el puerto, y pronto se casó con uno de sus trabajadores, formando una familia.
A los 23 años, doña Catalina y su esposo dieron la bienvenida a su primer hijo. Con el paso del tiempo, su familia creció, pero el destino tuvo un giro trágico cuando su esposo falleció, dejando a Catalina a cargo de la fortuna que habían acumulado juntos. Sin embargo, la avaricia de sus hijos comenzó a manifestarse. Desesperados por la herencia, intentaron internarla en un asilo, acusándola de loca y bruja.
Prevista a sus intenciones, Catalina hizo un pacto con uno de sus trabajadores: enterrar sus ahorros afuera de la muralla. Cuando sus hijos le preguntaron sobre su herencia, ella, astuta y desafiante, les reveló que había repartido su fortuna entre la comunidad pesquera y sus empleados. Esto desató la ira de su hijo, quien, cegado por la avaricia, decidió acabar con la vida de su madre. Una noche, envenenó la pipa que doña Catalina solía fumar. A la mañana siguiente, tras un desayuno, la mujer falleció, dejando tras de sí un legado de traiciones.
Los hijos, en su búsqueda desmedida de riquezas, comenzaron a registrar la casa, ignorando las sospechas de la comunidad sobre la ausencia de Catalina, que había sido enterrada en secreto a las afueras de la muralla. Sin embargo, el destino de los hijos de doña Catalina fue trágico: uno murió aplastado por una roca de la catedral en construcción, otro fue asesinado frente a su hogar y el último cayó en la pobreza extrema.
Con el tiempo, la leyenda de doña Catalina se volvió aún más poderosa. Se dice que su espíritu, ataviado con un vestido blanco, puede ser visto vagando cerca de la muralla de Veracruz, especialmente en el barrio de la Huaca. Aquellos que afirman haberla visto comentan que no pueden distinguir su rostro, solo su vestido, sus anillos y su pipa o cigarro.
Se cuenta que la Dama de la Huaca pide que le enciendan la pipa; aquellos que cumplen con su deseo podrían ser guiados hacia el tesoro que ella enterró. Pero, si se desatienden sus súplicas, la desgracia podría acechar a quienes no la ayuden.
La leyenda de la Dama de la Huaca es un recordatorio escalofriante de cómo la avaricia y la traición pueden llevar a la ruina, no solo en vida, sino también más allá de la muerte. ¿Te atreverías a buscar el tesoro de doña Catalina, o preferirías mantenerte alejado de su misteriosa y trágica historia?