KAT BROWN
II
A menudo se confunden o desconocen las similitudes y diferencias entre estas festividades antes recordadas en otras fechas, hoy calendarizadas en tres días seguidos:
•31 de octubre: Halloween.
•1º de noviembre: en recuerdo de Todos los Santos.
•1 y 2 de noviembre: Día de Muertos.
Diferentes celebraciones nacidas en distintas culturas conforman un “puente festín lúgubre” más oloroso a comercialización de costumbres ancestrales, rendidor de ganancias extraordinarias, que a respeto por los idos.
El Halloween es hábito del pueblo norteamericano extraído del Reino Unido, donde acostumbran celebrar vísperas del ritual católico de “Todos los Santos”; siendo esta la celebración cristiana ideada para recordar el 13 de mayo a los muertos sin santoral en el calendario anual.
Se dice que el Papa Gregorio III -bueno para la manipulación de mentes- varió la fecha al 1º de noviembre, anteponiéndola a propósito con la costumbre pagana indígena para restarle popularidad, distorsionándola a favor de la impuesta celebración religiosa de “Todos los Santos”.
El Día de Muertos es propio de la cultura mesoamericana originaria, gestada gracias a la moral cotidiana de los vivos por tener siempre presentes a sus difuntos: raíz de lo que son y tienen.
SOBRE EL MUERTO, LAS CORONAS
Con el ánimo imperial de implantar sus manías en tierras conquistadas, los gringos encuadran a católicos y pueblos originarios tornándolas en reventón burlesco, cómico, peliculero ornamental para propiciar y canalizar el gasto, el gusto y la costumbre de sentirse Green, tan propagada en la sociedad actual.
TRUCO O TRATO
Es cuando vemos decoraciones de calabazas, calaveras, hojas de elote, telarañas, espantapájaros, sombreros de brujas, sobre todo en zonas residenciales, con parvadas de nenes trinando “Guising- trik or treatring” de casa en casa esperanzados en recibir un dulce, so pena de castigar pichicatos. “American Way Of Life”: el modo de vida americano se impone, mellando frágiles conciencias manirrotas de restiradas “Catrinas Contemporáneas”.
SIMBIOSIS
ESCLERÓTICA
Costumbres europeas teñidas de creencias religiosas son entretejidas con nuestras tradiciones inclinadas al laicismo racional. El resultado es un maridaje con tanto de corduras, como de locuras, como pasa con la difundida confusión presente sobre la próxima y querida efeméride, dominada por el comercialismo norteamericano que hace pingues digestos ostentosos de todo: donde el ganador siempre será un gringo maravilloso, y/o, un lacayo.
¿Y dónde quedó la Catrina?
Hábitos comercializados trasminan cultura mediante planes y programas de estudio con lecciones mal enseñadas de escuelas mercantilizadas dedicadas a pastorear sueños infantiles, y, pretensiones adultas con atolito dedal tan superficialmente programado, que, hoy por hoy, la tecnocracia financista sustituye a la buena educación guiada por principios relevantes, arrumbados.
La crítica Catrina de José Posada domina el escenario festivo, pero acéfala: cercenada, mutilada, trepanada, desorganizada, monstruosa, botoxada, silicona. Retocado con ocurrencias ornamentales, profesores habilitados y de carrera lanzan el tema para recrearla. Al instante, reactiva el mercado de orfebres clandestinos para ganar a río revuelto. Resultan, cierto, hermosas versiones de la Catrina, sobre decoradas y/o fotoshopeadas, sin sus contenidos críticos originales.
(CONTINUARÁ)