El conflicto en la frontera entre Líbano e Israel alcanzó un nuevo pico de tensión la noche del sábado, cuando Hezbolá lanzó aproximadamente 190 misiles hacia Israel. El ataque, reportado por el Ejército israelí en la madrugada del domingo, vino acompañado de una advertencia de evacuación lanzada por el grupo chií libanés, dirigido a los residentes de una treintena de asentamientos en el norte de Israel, incluyendo la ciudad de Nahariya.
En su comunicado, Hezbolá señaló que los habitantes de esas áreas debían “evacuar de forma inmediata” al considerar que estos lugares se han convertido en “objetivos militares legítimos” debido a la presencia de fuerzas israelíes que, según el grupo, operan contra Líbano desde estos puntos.
La actual oleada de hostilidades comenzó el pasado 8 de octubre, cuando Hezbolá declaró su “solidaridad” con Gaza y lanzó una serie de ataques con cohetes, drones y misiles contra Israel. El conflicto escaló drásticamente a finales de septiembre, cuando Israel intensificó sus bombardeos y ataques contra líderes de Hezbolá en respuesta a la creciente tensión. Desde el inicio de la confrontación, la cifra de fallecidos asciende a más de 2,500 en Líbano, de los cuales Israel afirma que más de un millar son combatientes, mientras que el lado israelí ha registrado al menos 60 muertes, incluidas 28 víctimas civiles.
El aumento de la violencia ha encendido las alarmas en la comunidad internacional, que observa con preocupación cómo se intensifica uno de los conflictos más complejos y duraderos de la región. Con ataques y contraataques que siguen escalando, la situación se ha vuelto cada vez más impredecible y continúa generando incertidumbre sobre las posibles vías para alcanzar una tregua en el corto plazo.
