De la redacción
El Buen Tono
El impacto de las redes sociales en la autoestima de nuestros hijos es un tema que cada vez genera más preocupación entre padres y expertos. Con el uso masivo de plataformas como Instagram, TikTok y Facebook, se ha observado una creciente correlación entre estas redes y problemas de salud mental como la depresión. Aunque los estudios no prueban una causalidad directa, sí revelan una preocupante relación entre el tiempo que los jóvenes pasan en estas plataformas y su autopercepción.
¿Qué papel juegan los algoritmos?
Los algoritmos de estas redes están diseñados para captar la atención de los usuarios mediante estímulos emocionales, lo que genera una interacción casi compulsiva. Este tipo de diseño, aunque atractivo, puede tener efectos adversos en los usuarios más jóvenes, especialmente aquellos que son más vulnerables emocionalmente. La constante exposición a contenido curado y filtrado contribuye a una percepción distorsionada de la realidad, lo que impacta negativamente en su autoestima.
Comparación constante y miedo a no estar a la altura
Una de las principales formas en que las redes sociales afectan la autoestima es a través de la comparación. Los jóvenes tienden a comparar sus vidas con las versiones editadas y filtradas que ven en las redes, lo que genera sentimientos de inferioridad y frustración. Las imágenes de personas que parecen tener una vida perfecta pueden crear un estándar inalcanzable de belleza o éxito.
El “miedo a perderse algo” (o FOMO, por sus siglas en inglés) es otra consecuencia común. Al ver que otros parecen disfrutar de experiencias o logros que ellos no tienen, muchos jóvenes sienten que no están a la altura, lo que afecta su autoestima.
Ciberacoso y validación en línea
El ciberacoso es otro aspecto preocupante. Los comentarios hirientes o las críticas en línea pueden tener un impacto devastador en la autopercepción de los jóvenes. Además, muchos dependen de los “me gusta” o comentarios positivos para validar su valor. Si no reciben la respuesta esperada, su estado de ánimo se ve afectado, llevándolos a sentirse rechazados o insuficientes.
¿Es todo negativo? No necesariamente
A pesar de estos riesgos, las redes sociales también pueden ser una fuente positiva. Permiten a las personas conectarse con amigos y familiares, lo que puede fortalecer su sentido de pertenencia y mejorar su estado emocional. Además, muchas plataformas ofrecen espacios para la autoexpresión creativa, donde los jóvenes pueden compartir sus logros o talentos, lo que también puede fortalecer su autoestima.
Existen comunidades en línea que brindan apoyo emocional, un espacio seguro donde las personas pueden compartir experiencias similares y recibir respaldo. Esto puede ser muy beneficioso, especialmente en momentos difíciles.
¿Cómo podemos proteger a nuestros hijos?
Para mitigar los efectos negativos, es crucial fomentar un uso consciente de las redes sociales. Los padres deben mantenerse involucrados en la vida digital de sus hijos, no solo para establecer restricciones, sino también para mantener una comunicación abierta y activa. Es importante hablar sobre qué tipo de contenido es adecuado compartir y qué no lo es, promoviendo un uso saludable de estas plataformas.
En algunos países, como los de la Unión Europea, el límite de edad para tener una cuenta en redes sociales es de 16 años, aunque algunos estados permiten que los jóvenes abran una cuenta a partir de los 13 años. Sin embargo, es común que muchos niños intenten burlar estas reglas, por lo que es esencial estar pendientes de sus actividades en línea.
Reflexión final
Las redes sociales no son intrínsecamente buenas o malas. Todo depende de cómo se usen y de la personalidad de quien las consuma. Como padres, tenemos la responsabilidad de guiar a nuestros hijos en su interacción con estas plataformas, enseñándoles a aprovechar sus beneficios y a manejar los desafíos que presentan.