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Hallan el cuerpo sin vida del “Padre Goyo”

Superiberia

Guerrero.- Pasaron sólo 3 meses desde que el cuerpo torturado del párroco Ascención Acuña, el “Padre Chon”, apareció flotando en el Río Balsas.

Pasaron 3 meses desde el ataque y la desaparición de 43 normalistas en Iguala, en la región norte de Guerrero.

Pasaron unas semanas desde las decapitaciones
en Chilapa.

Lo que sacude ahora a Guerrero tiene su epicentro en la región de la Tierra Caliente (al noroeste
del estado):

El padre Gregorio López Gorostieta fue asesinado, después de que sujetos armados lo “levantaron” la noche del domingo 21 de diciembre en el seminario de
Ciudad Altamirano.

Su cuerpo fue encontrado, con un impacto de bala en la cabeza, en pleno día de Navidad, en el municipio
de Tlapehuala.

Hasta el mediodía del jueves no hubo una llamada ni un mensaje para pedir algún rescate por el padre.

Sobre los hechos, testigos de lo ocurrido en el seminario de Altamirano sólo confirman que al caer la noche, alguien apagó todas las luces del lugar; pensaron que se trataba de una
falla eléctrica.

El obispo de la Diócesis, Maximino Martínez Miranda, clamó por el regreso del padre Gregorio, una y otra vez. Escribió una carta y dio entrevistas a los medios —entre ellos Aristegui Noticias—, en las que se dirigía a los captores del religioso y les pedía que entablaran
una “negociación”.

“Goyito es muy tranquilo”, comentó el religioso. 

“En el Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, SUPLICAMOS QUE LO LIBEREN; si ustedes tienen algunas condiciones para su liberación, háganoslas saber”, dice la carta del obispo que se difundió todo el miércoles, incluso al final de la misa
de Navidad. El jueves al mediodía, horas antes de que se conociera el asesinato de “Goyo”, Maximino Miranda respondía algunas
interrogantes:

-¿Fue por dinero?

-Es una versión, pero no sabemos exactamente.

(…)

Si ellos pidieran dinero, si ellos se comunicaran, podría tomarse como
un secuestro (…).

Que ellos se den cuenta que no tenemos nada en contra de nadie, sino que estamos buscando que ellos se acerquen, que el que se lo llevó, lo regrese.

-¿Van a cumplir lo que ellos pidan?

No tanto cumplir, porque sería entrar en algo que hagamos lo que ellos quieren, sino negociar. ¿Qué es lo que quieren, qué es lo que piden? Entrar en un diálogo, no tanto cumplir lo que ellos pidan.

-¿Está dispuesto a negociar con delincuentes,
señor obispo?

-Si ellos hablan y dicen: miren nos lo llevamos porque nos debe un dinero, nos lo llevamos porque no nos hizo un matrimonio, nos lo llevamos porque no nos hizo un bautismo, entonces vamos a negociar qué podemos hacerle un bautismo, lo vamos a preparar, podemos hacer el matrimonio, vamos a preparar a su familia… diferentes clases de negociación.

-¿Y si es por dinero?

-Si es por dinero, habría que ver para qué se quiere, pero no para el mal, ¿verdad? Y ya se hablaría de qué manera se puede hacer. Principalmente con las personas que están al frente de esto que son las autoridades.

El 34 batallón del Ejército y elementos de la Policía Federal se involucraron en el caso desde la madrugada del lunes, después del “levantón” de Gregorio,
confirmó el obispo.

A la pregunta sobre si él tiene miedo, Maximino responde: “¿Miedo por qué?”

“Si toda la vida hemos andado entre ellos”, refiere el religioso, quien lleva 8 años como obispo de la Diócesis, en Altamirano, Guerrero.

En la palabra “ellos”,   engloba a los criminales, secuestradores, extorsionadores… Detalla que “ellos” se movilizan gracias a sus “halcones”, quienes incluso comunican cuando  “ahí
va el obispo”.

Afirma que ha visto pasar a comandos cargando sus armas, incluso “muchas veces me han parado, apuntándome con las armas… Me bajo, platico con ellos. ¿Qué les pasa? (Dicen) “Es el obispo, disculpe, puede seguir avanzando”.

Pese al operativo desplegado por el gobierno federal en la Tierra Caliente, acepta que “sigue todavía muy fuerte la delincuencia”, aunque de diferentes maneras.

“Es prácticamente un enfrentamiento directo contra el demonio”, advierte.

El jueves por la tarde en Altamirano se esparce rápido la noticia sobre el asesinato de Gregorio López, después de que un sacerdote marcó a la estación de radio local para informar de
lo ocurrido.

En las redes sociales se invitó a asistir a la Catedral, en el centro de la ciudad, para orar por el eterno descanso del sacerdote.

Apenas el domingo pasado, Gregorio López Gorostieta ofició su última misa en la Catedral, a las 7 de la noche; salió saludando a todos los que se encontraba a su paso.

“Goyito es como otro Cuco, así decía yo. ¿Qué pasó? No sé, muchas preguntas que nos hacemos, pero al final se lo dejamos también a Dios”, dijo el padre Javier Castrejón.

agencia

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