AGENCIA
Chiapas.- Organizaciones civiles advirtieron este lunes que el estado de Chiapas se ha convertido en un “campo de guerra civil” debido al recrudecimiento de la violencia contra defensores de la tierra y pueblos indígenas. Uno de los casos más alarmantes fue el asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, ocurrido el domingo mientras se dirigía a la iglesia de Guadalupe en San Cristóbal de las Casas, tras haber oficiado misa.
Durante una conferencia de prensa en Ciudad de México, la actriz Julieta Egurrola leyó un pronunciamiento colectivo en el que se alertó sobre el agravamiento del conflicto en la región. “A poco más de dos semanas de la presidencia de Claudia Sheinbaum, Chiapas está en un escenario de guerra civil”, señaló.
Los denunciantes recordaron que en 2021, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) advirtió que Chiapas estaba “al borde de la guerra civil”, y afirmaron que la situación actual refleja esa predicción. Carlos González, miembro del Congreso Nacional Indígena (CNI), detalló las amenazas que enfrentan los habitantes del poblado ‘6 de octubre’, del EZLN, quienes han sido víctimas de violencia, despojo y amenazas con armas de alto poder, presuntamente por parte de integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La violencia en Chiapas ha ido en aumento, con acusaciones de violaciones, quema de casas, robo de pertenencias y el desplazamiento forzado de comunidades. “Estamos en medio de una guerra que día con día está creciendo; Chiapas está en guerra, México está en guerra”, advirtió González, señalando que las instituciones estatales están infiltradas por el crimen organizado, y que los cárteles utilizan estas estructuras para ocupar territorios estratégicos, como la frontera con Guatemala.
Los activistas señalaron que el conflicto se articula en torno a megaproyectos impulsados por intereses multinacionales y el Gobierno de Estados Unidos, como el Tren Maya. Además, criticaron la militarización de la región y acusaron a las autoridades de colaborar con los cárteles.
Finalmente, Isabel Valencia, delegada de la comunidad otomí en Ciudad de México, calificó como una “simulación” las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien había asegurado representar a todos los sectores. “Ella no nos representa como pueblos originarios”, sentenció.
Comunidades en Chiapas literamente en estado de guerra; más de siete horas atrincherados bajo fuego cruzado entre los cárteles que se disputan el tráfico de drogas y migrantes, extorsión y el mercado de minerales. El gobernador de Morena les entregó el estado.
Es imposible seguir ignorando el espiral de violencia que se vive en Chiapas, un estado que está atrapado en un fuego cruzado del crimen organizado, la lucha por el control del corredor estratégico ha convertido esta tierra en un campo de batalla.
En estos casos es en donde “abrazos no balazos” no sirve de nada, aquí ¿a quién se le defienden sus derechos humanos? ¿Por qué el Ejército no detiene el genocidio? Sí claro, ataquemos las raíces de la delincuencia y mientras tanto que los despojen de sus tierras.