Mariana Gutiérrez Hernández
El Buen Tono
Río Blanco- El sistema de salud en el país y en la región colapsó desde el sexenio pasado, actualmente los hospitales públicos funcionan con varias carencias y servicios básicos, como el agua potable, entre ellos el Regional de Río Blanco, denunciaron usuarios.
Refirieron que, durante la temporada de calor, numerosos nosocomios registraron la carencia de aire acondicionado, lo que puso en riesgo la salud de pacientes y personal médico.
Además, los elevadores se descompusieron, lo que complicó el traslado de pacientes en condiciones críticas e inmovilidad.
Con la llegada de la temporada de lluvias, el panorama empeoró.
En hospitales de diversas entidades, incluido el Regional de Río Blanco, se hicieron evidentes las deficiencias estructurales.
Filtraciones de agua comprometieron áreas esenciales como la de Urgencias, donde el personal tuvo que improvisar con cubetas y bolsas de plástico para evitar inundaciones y mantener en funcionamiento el servicio a los usuarios.
Estas escenas, lejos del sistema de salud de primer mundo que se prometió, reflejan un sector público que continúa abandonado y con un grave déficit de infraestructura y recursos, afectando directamente a la población más vulnerable del país, y de la zona.
Deficiencias
El Hospital Regional de Río Blanco enfrenta una grave crisis por la carencia de medicamentos, ausencia de especialistas, y las deficiencias estructurales del edificio, debido a la falta de mantenimiento, pero también vive una preocupante ausencia de empatía por parte de la dirección general, que encabeza Álvaro Vázquez Gallardo.
En esta temporada de intensas lluvias, los familiares de los pacientes internados se ven obligados a dormir en el suelo de la explanada del lugar, expuestos a las inclemencias del clima.
Hombres, mujeres y niños, sin otra opción, se cubren con cobijas y cartones, soportan noches frías y condiciones indignas.
Durante el día, la situación se mantiene igual, sin mejorar.
El personal de limpieza les ordena a los familiares que levanten sus cartones para permitir que se realicen las labores de barrido, lo que añade más incomodidad a su precaria situación.
Lo anterior, es el precio que pagan docenas de familias, que, además de la incertidumbre por la salud de sus seres queridos, deben soportar condiciones inhumanas mientras esperan recibir la atención médica en un hospital que parece haber olvidado el trato digno tanto a pacientes como a sus familiares, manifestaron afectados.
