AGENCIA
México.- Francisco Labastida Ochoa, exgobernador de Sinaloa y excandidato presidencial por el PRI, aseguró que la violencia en el estado no cesará pronto y podría prolongarse por varios años. En una entrevista con el portal López Dóriga, Labastida señaló directamente al gobernador Rubén Rocha Moya, acusándolo de haber llegado al poder con el respaldo del narcotráfico.
“No tengo dudas de que algunos de los gobernadores de Sinaloa hayan hecho tratos con el narco. Pero lo que diferencia a Rocha es que, según mi opinión, es el primero que se auxilia del narco para llegar al poder”, afirmó el exmandatario.
Labastida detalló varios episodios violentos ocurridos en Sinaloa, especialmente durante las elecciones pasadas. Denunció que en Culiacán, 90 personas fueron secuestradas, incluidas figuras del PRI como el director de Acción Política del partido, su esposa y su madre, quienes fueron amenazados con la muerte si su partido ganaba las elecciones. También mencionó presuntas irregularidades en municipios como Ahome y zonas de la sierra, donde señaló que el crimen organizado habría obligado a los votantes a favorecer a los candidatos de Morena.
El exgobernador destacó que la violencia en Sinaloa no es un fenómeno nuevo, sino el resultado de décadas de enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa. Según Labastida, estos conflictos internos entre grupos delictivos seguirán impactando la estabilidad de la región durante años.
Además, Labastida hizo un llamado al próximo gobierno federal para priorizar la lucha contra el crimen organizado en Sinaloa, subrayando la necesidad de una estrategia clara, basada en inteligencia y operativos efectivos. “Deben tener un buen instrumento operativo, capacitado y bien armado, y deben limpiar las cárceles que están controladas por el narco”, agregó.
Aunque considera que la permanencia de Rocha en el gobierno es “un problema menor” comparado con los desafíos más amplios del estado, Labastida advirtió que la violencia no solo afecta a la seguridad de los ciudadanos, sino que también ha distorsionado los procesos políticos y electorales en Sinaloa.
