Boston.- Este jueves, con cabello desaliñado, barba y atento, el acusado del atentado con bomba en el maratón de Boston, Dzhokhar Tsarnaev, hizo su primera aparición pública en 17 meses, en una breve audiencia judicial antes de su juicio el próximo mes.
La tensión era notable en la Corte Federal de Estados Unidos en Boston, Massachusetts, donde el 15 de abril de 2013 un ataque mató a tres personas e hirió a otras 264, en el peor incidente de este tipo en Estados Unidos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Durante la comparecencia, una mujer llegó a gritar en ruso su apoyo a Tsarnaev al final de la audiencia.
En el camino a la Corte, una de las víctimas mostraba airadamente su pierna artificial a manifestantes que proclamaban la inocencia del sospechoso.
Vestido con un suéter negro y pantalón gris, el joven de 21 años se sentó entre dos abogadas en la sala de Tribunal, con el fin de oír los preparativos para el juicio fijado para el 5 de enero próximo.
Tsarnaev está acusado de llevar a cabo los ataques con su hermano, Tamerlan, que murió en un tiroteo con la Policía; ahora se enfrenta a la pena de muerte.
Los atentados hundieron el mundialmente famoso maratón de Boston en el luto y revivieron los temores de terrorismo en Estados Unidos más de una década después de los secuestros de aviones y su derribo por
parte de la red Al Qaida.
La audiencia del jueves fue la primera vez que ha sido visto en público
Tsarnaev, desde que en julio de 2013 se declaró no culpable de los 30 cargos que se le imputaban. Desde entonces está recluido en el hospital de la prisión Fort Devens, a unos 70 kilómetros de la Corte de Boston.
Sus abogados dicen que ha sido mantenido durante mucho tiempo en aislamiento y sujeto a fuertes restricciones impuestas por el fiscal general, Eric Holder en agosto de 2013. Musulmán con ascendencia chechena, Tsarnaev emigró con su familia a Estados Unidos en 2002 y se nacionalizó estadounidense en 2012.
Tres amigos del presunto autor del atentado de Boston enfrentarán duras sentencias de entre siete y 25 años de prisión, tras ser hallados o declararse culpables de obstaculizar la investigación posterior a los ataques.
TOMADO DE MILENIO