Un derrame de hidrocarburos en la comunidad indígena Ojital Viejo, municipio de Papantla, Veracruz, ha puesto en alerta a sus habitantes y a la sociedad civil. Desde hace 42 días, la fuga, atribuida a Petróleos Mexicanos (Pemex), ha causado estragos en la fauna y flora local, afectando pozos de agua y parcelas de cultivo. La situación también representa un riesgo para la salud de las poblaciones cercanas, como El Chote, en el municipio de Coatzintla, y amenaza con contaminar el río Cazones, afluente que desemboca en el Golfo de México.
Organizaciones como la Alianza Mexicana contra el Fracking, el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), CartoCrítica y Greenpeace México, junto con otras 14 asociaciones civiles, han denunciado la falta de atención de Pemex y su negligente manejo del desastre. En un recorrido realizado a finales de septiembre, se documentó que una cuadrilla de apenas ocho empleados, con herramientas rudimentarias y sin equipo de seguridad, intentaba controlar el derrame de manera ineficaz, agravando la situación con las lluvias recientes.
La comunidad ha enfrentado la muerte de especies nativas y animales domésticos, mientras que los habitantes refieren un trato despótico por parte de Pemex y otras autoridades responsables, quienes no han proporcionado información ni medidas para frenar o remediar el daño.
Ante la inacción gubernamental, los vecinos de Ojital Viejo y Coatzintla se han organizado para exigir atención inmediata. Además, voluntarios han lanzado campañas en redes sociales para visibilizar el desastre y realizar brigadas de atención a la fauna afectada, buscando soluciones ante la crisis ambiental que amenaza su modo de vida.
El derrame, que se originó el 21 de agosto tras detectar olor a azufre en la comunidad, ha sido vinculado a uno de los oleoductos de Pemex, que junto a dos gasoductos atraviesan la zona, instalaciones que llevan más de 70 años en funcionamiento y que presentan incidentes recurrentes, poniendo en constante peligro a las comunidades.
La demanda por atención inmediata y remediación del daño ambiental no solo busca proteger a los habitantes de la región, sino también llamar la atención sobre la urgencia de atender la infraestructura petrolera deteriorada que sigue causando desastres en zonas vulnerables.