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Ciudad de México.- Este martes 1 de octubre, Claudia Sheinbaum Pardo hizo historia al asumir el cargo de presidenta de México, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir los destinos de la nación. Su llegada al poder se produce en un momento crítico, marcado por un alarmante registro de 80 homicidios en su primer día de mandato.
La seguridad representa uno de los principales desafíos que enfrenta la nueva administración, un legado negativo dejado por su antecesor y compañero de partido, Andrés Manuel López Obrador. Durante su gestión, el número de asesinatos en México aumentó considerablemente, pasando de 156,066 en el sexenio de Enrique Peña Nieto a 199,621 bajo AMLO. Esta cifra podría haber superado los 200,000 homicidios si López Obrador hubiera completado los 72 meses de su mandato, ya que un cambio constitucional adelantó el traspaso del Poder Ejecutivo del 1 de diciembre al 1 de octubre.
La ceremonia de cambio de Gobierno fue histórica no solo por la investidura de Sheinbaum, sino también por la presencia de otras dos mujeres en los máximos cargos de los poderes públicos: Norma Lucía Piña Hernández, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, e Ifigenia Martínez, presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, quien tuvo el honor de colocar la banda presidencial a la nueva presidenta.
En su discurso inaugural, Claudia Sheinbaum enfatizó que su ascenso al poder simboliza la llegada de todas las mujeres de México a posiciones de liderazgo. Sin embargo, esta afirmación fue opacada en redes sociales por una imagen polémica, donde se la vio agachándose frente a Manuel Velasco Coello, coordinador parlamentario del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), para besarle la mano, lo que generó críticas y cuestionamientos sobre la representación femenina en el liderazgo.
