De la Redacción
El Buen Tono
Región.- A seis años de gobierno de Cuitláhuac García, en Veracruz, y del presidente Andrés Manuel López Obrador, la realidad en los hospitales regionales del estado es alarmante, pues familias de toda la región siguen durmiendo en el suelo, en los pasillos o pernoctando a la intemperie.
El tan prometido sistema de salud mejor que el de Dinamarca, que López Obrador mencionó en múltiples ocasiones, no sólo está lejos de concretarse, es una cruel burla frente a la realidad.
Y es que los hospitales carecen de equipo, medicamentos y, lo más indignante, un trato humano para las familias de los pacientes.
Mientras el presidente duerme cómodamente en su cama en Palacio Nacional, estas personas, se ven obligadas a soportar noches en el suelo, resignándose a la dureza del piso.
La promesa de una “transformación” en la salud pública se desmorona ante la corrupción. No hay rastro de los hospitales de primer nivel que se nos aseguró tendríamos. ¿Dónde quedaron esos compromisos? Las autoridades siguen pintando una realidad que no existe, y las familias veracruzanas sufren las consecuencias de un sistema que les ha dado la espalda.
Desde el poder se celebra la supuesta mejora en la atención médica, pero la vida en los hospitales regionales muestra una verdad que no puede maquillarse: las familias de los enfermos siguen siendo tratadas como ciudadanos de segunda clase, obligadas a lidiar con condiciones indignas.
