de la redacción
EL BUEN TONO
Orizaba.- La reciente decisión del gobierno municipal de retirar los tapetes aéreos en la ciudad, alegando razones de seguridad, ha generado una fuerte ola de críticas entre los ciudadanos, pues habitantes de Orizaba cuestionan el verdadero enfoque de seguridad del alcalde Juan Manuel Diez Francos, quien parece percibir más peligro en las manifestaciones artísticas que en la creciente ola de violencia que azota la región.
Mientras los tapetes de colores que adornarían la fiesta patronal a San Miguel Arcángel fueron retirados por supuestamente, ser inseguros al paso de los vehículos y la pirotecnia que se utiliza en la celebración, los orizabeños enfrentan un escenario mucho más sombrío: desapariciones, asesinatos y un clima de miedo constante.
Familias enteras han sido enlutadas por la violencia, y sin embargo, el gobierno municipal parece más preocupado por eliminar símbolos culturales que por confrontar el verdadero problema de inseguridad que se vive.
“La ciudad está hundida en la inseguridad, y el alcalde prefiere cerrar los ojos ante la realidad”, comentó un vecino indignado que observó el momento en que se ordenó el retiro de los tapetes aéreos por ser “inseguros”.
Sin embargo, las palabras de muchos ciudadanos es que no es el arte el que pone en peligro a los habitantes, sino la falta de acción ante el crimen organizado que parece dominar la zona.
El contraste es impactante, mientras se retiran los tapetes aéreos, la violencia sigue creciendo y las autoridades municipales, encabezadas por Diez Francos, evitan enfrentar a los grupos delictivos que operan con impunidad. La sensación de abandono es palpable entre la población.