Hoy, a las 19:51:50, la Ciudad de México experimentó un recordatorio geológico con un microsismo de magnitud 1.7, cuyo epicentro se localizó apenas a un kilómetro al sureste de la alcaldía Miguel Hidalgo. Este evento, aunque de baja intensidad, es parte de una serie de movimientos telúricos que han mantenido a los capitalinos en alerta en las últimas horas.
El Servicio Sismológico Nacional (SSN) informó que el sismo tuvo una profundidad de solo 1 km, lo que técnicamente lo clasifica como un evento cortical, común en esta región debido a la interacción de placas tectónicas. La latitud y longitud del epicentro, 19.39 y -99.19 respectivamente, sitúan este fenómeno en una zona urbana densamente poblada, aunque afortunadamente, su baja magnitud limitó cualquier riesgo significativo para las estructuras y la población. Este microsismo es uno más en una cadena de movimientos que han sacudido la CDMX en lo que va del día, sumando a la inquietud de los residentes, especialmente por la fecha cercana al aniversario del devastador terremoto de 1985 y el evento sísmico de 2017, que han dejado una huella indeleble en la memoria colectiva de los mexicanos.
La Secretaría de Gestión Integral y Protección Civil, a través de sus comunicados, ha confirmado que no se han reportado daños significativos ni incidentes mayores asociados con este microsismo. Sin embargo, la incidencia de estos movimientos, aunque menores, subraya la necesidad constante de estar preparados y educados en protocolos de seguridad ante sismos. Es importante recordar que la Ciudad de México se encuentra en una región de alta actividad sísmica, situada en la confluencia de varias placas tectónicas, lo que genera una actividad geológica constante.
Estos eventos, aunque de baja magnitud, sirven como un recordatorio de la fragilidad de nuestro entorno y la importancia de la infraestructura sísmica resistente y de las prácticas de seguridad. La comunidad científica y los organismos de protección civil continúan monitoreando la actividad sísmica, ofreciendo actualizaciones y recomendaciones para que la población esté siempre alerta y preparada. Este microsismo, aunque mínimo en impacto, nos invita a reflexionar sobre la resiliencia y la preparación ante eventos que, aunque no podemos prever con exactitud, son parte de la vida en esta vibrante y geológicamente activa metrópolis.
