Efraín Hernández
El Buen Tono
Córdoba.- Una vez más, la polarización política en el país sale a relucir, esta vez con los abucheos recibidos por el presidente de la República durante su visita al puerto de Veracruz, un claro reflejo del desgaste que implica el ejercicio del poder. Según analistas, estos episodios evidencian la presencia de una oposición que busca equilibrar las decisiones presidenciales, aunque no siempre logre satisfacer a todos los sectores.
Canek Arenzano, politólogo, destacó que, a pesar de las expectativas sobre la administración federal, es inevitable que algunos sectores manifiesten su descontento, especialmente en momentos críticos como la reforma del Poder Judicial y la controversia en torno a la Guardia Nacional. “La historia será quien juzgue estas decisiones, ya sea para bien o para mal”, afirmó, señalando que las reformas siempre generan resistencias, pero son necesarias para establecer bases de cambio más profundo en el país.
Por su parte, Misael Martínez Ramírez, delegado regional del Movimiento Independiente de Veracruz, fue más enérgico al calificar los abucheos como justificados debido al mal gobierno. El abogado incluso comparó este sexenio como uno de los más violentos, superando los de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Además, instó al jefe del Ejecutivo federal a revisar a las personas dentro de su propio partido, especialmente tras la identificación de Jorge Cedillo Guevara, operador de la diputada federal Rosa María Hernández Espejo, como uno de los involucrados en los disturbios y quien lanzó una botella de agua que estuvo a punto de estallarle en la cabeza.
En contraste, Valdemir Ferreira Miguel, presidente de la Unión de Iglesias Evangélicas de Xalapa, lamentó que apenas a siete días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador termine su mandato, sea recordado como un dictador y mitómano en lugar de un buen presidente.
Este incidente no sólo expone el malestar de ciertos sectores, sino también la necesidad de una revisión interna en el partido oficialista, Morena, cuya imagen sigue sufriendo las consecuencias de las decisiones tomadas durante este sexenio.
