Agencias
XALAPA.- La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Veracruz, no se dio en un ambiente de aplausos y reconocimiento, sino en medio de gritos de “dictador” y tumultos. Durante su visita al Puerto, la tensión entre el mandatario y un grupo de trabajadores del Poder Judicial fue palpable, con incidentes que dejaron en evidencia no sólo el descontento popular, sino también fallas en la seguridad presidencial.
Al acudir para inaugurar la Casa Benito Juárez y el Centro Cultural Leyes de Reforma, edificaciones simbólicas en el Centro Histórico de Veracruz, López Obrador fue recibido con hostilidad, donde botellas con agua fueron lanzadas desde la multitud, un gesto que podría haber tenido consecuencias más serias, como un disparo. Lo preocupante no es sólo la acción en sí, sino la aparente despreocupación del equipo de seguridad del presidente, que no tomó medidas inmediatas para resguardarlo, exponiéndolo a un riesgo innecesario.
La situación fue aún más ridiculizada por el gobernador Cuitláhuac García, quien intentó interceptar los objetos lanzados, un gesto que fue visto como una pantomima.
Pobladores le recriminaron el por qué mejor no se dirigía a “cachar balazos” en las cumbres de Maltrata, donde los choferes de tráiler son asaltados y agredidos.
Asimismo, el político Héctor Yunes Landa, criticó en sus redes que “AMLO cosechó lo que sembró: el repudio de un pueblo que ya lo ve como un dictador y la incompetencia de Cuitláhuac García que resultó el peor gobernador veracruzano de la historia”.
