El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, llegó el domingo 22 de septiembre a Estados Unidos con una misión clara: presentar a su homólogo Joe Biden y a los candidatos presidenciales Kamala Harris y Donald Trump los detalles de su “plan de la victoria” para poner fin a la invasión rusa. En un contexto de intensos combates, la visita de Zelenski es crucial para asegurar el apoyo continuo de Occidente.
El líder ucraniano expresó su gratitud a Estados Unidos desde una fábrica de municiones en Pensilvania, donde se producen proyectiles de 155 mm, señalando que allí “se puede sentir que el mundo democrático puede prevalecer”. Su recorrido continuará por Nueva York y Washington, donde se reunirá con Biden el jueves con la esperanza de que cambie su postura respecto al uso de armas de largo alcance por parte de Ucrania.
La visita de Zelenski se produce en un momento crítico, tras un verano de duros enfrentamientos y avances rusos en el este de Ucrania. Además, el presidente ucraniano anticipa que “este otoño será decisivo” para el futuro de la guerra, subrayando que las próximas semanas podrían marcar el final de más de 30 meses de conflictos que han dejado miles de víctimas.
Mientras tanto, las posturas de los posibles sucesores de Biden son divergentes. Kamala Harris apoya continuar con las políticas actuales, mientras que Donald Trump ha criticado los cuantiosos paquetes de ayuda hacia Ucrania. Zelenski, por su parte, ha dejado entrever que su plan incluirá un fortalecimiento militar, aunque aún se desconocen los detalles específicos.
La propuesta de una cumbre internacional de paz en noviembre, donde Zelenski pretende invitar a Rusia, ya ha sido rechazada por Moscú, que exige la cesión de cuatro regiones ucranianas como condición para iniciar conversaciones. Ante esta negativa, el presidente ucraniano sigue apostando por una victoria militar.
Con la guerra en curso y sin un fin claro a la vista, la visita de Zelenski a Estados Unidos busca afianzar las alianzas internacionales en un momento en que cada decisión puede ser clave para definir el futuro de Ucrania y su lucha por la soberanía.