El conflicto entre Hizbulá e Israel se recrudece. La noche del domingo, el grupo chií libanés reivindicó cinco nuevos ataques dirigidos contra posiciones militares israelíes en el norte del país, después de una violenta jornada en la que lanzaron aproximadamente 150 proyectiles hacia el distrito de Haifa, a unos 60 kilómetros de la frontera con el Líbano.
Los ataques se concentraron en varias instalaciones estratégicas israelíes. En una serie de comunicados, Hizbulá aseguró haber disparado contra los puestos militares de Al Bagdadi, Mayan Baruch y varios sistemas de radares situados en las disputadas Granjas de Chebaa, una zona clave en el intercambio de fuego desde que la escalada comenzó el pasado 8 de octubre.
El grupo también informó sobre otros dos ataques, incluyendo un misil guiado que impactó directamente en un tanque israelí Merkava en Al Marj y un asalto con artillería contra soldados en Yal al Alam.
Durante el domingo, Hizbulá reivindicó un total de nueve ataques, tres de ellos de gran envergadura. Estos últimos tuvieron como objetivo una base militar, un aeropuerto y una fábrica de armamento en el distrito de Haifa, ocasionando tanto daños materiales como heridos, según el Ejército israelí.
Hizbulá explicó que estas acciones forman parte de su “respuesta inicial” a lo que calificaron como una “brutal masacre israelí” en diversas zonas del Líbano los días martes y miércoles de la semana pasada. Las explosiones en cadena de dispositivos de comunicación, atribuidas a Israel, dejaron al menos 37 muertos y alrededor de 3.000 heridos en diferentes regiones libanesas.
El viernes, la tensión aumentó aún más tras un bombardeo israelí en los suburbios del sur de Beirut, conocidos como el Dayhe, que dejó 45 muertos, entre ellos más de una docena de altos cargos de Hizbulá. Este incidente ha profundizado el conflicto, marcando uno de los episodios más críticos desde que comenzó el intercambio de fuego en el contexto de la guerra en la Franja de Gaza.
