El martes 10 de septiembre, Donald Trump y Kamala Harris se enfrentaron en el primer debate presidencial tras la salida de Joe Biden de la contienda. Desde el National Constitution Center en Filadelfia, el expresidente Trump mostró una postura firme y segura, destacando su experiencia y visión para el futuro de Estados Unidos, mientras que Kamala Harris se vio constantemente a la defensiva.
El debate inició de manera cordial, pero rápidamente tomó fuerza cuando Trump expuso las fallas de la administración de Biden, incluyendo la alta inflación y las débiles políticas económicas. Mientras Harris proponía una deducción de $50,000 en impuestos para pequeñas empresas, Trump defendió su política de aranceles y enfatizó que, bajo su mandato, la economía creció de manera sostenible y sin inflación. De hecho, recordó cómo su liderazgo revitalizó la clase media y el sector empresarial, a diferencia de las promesas vacías de los demócratas.
Uno de los momentos más contundentes de la noche llegó cuando Trump criticó a Harris por seguir ciegamente las políticas de Joe Biden y destacó que ella no tiene un plan real para los estadounidenses. “Kamala solo sigue el legado fallido de Biden”, declaró con seguridad, mientras Harris intentaba desviar la conversación.
El expresidente también demostró su sólida postura en política internacional, recordando que, durante su administración, la guerra entre Rusia y Ucrania nunca hubiera sucedido, gracias a su relación con Vladimir Putin y Volodímir Zelenski. Trump señaló que su liderazgo habría mantenido la paz mundial, mientras que las decisiones débiles de Biden y Harris han sumido al mundo en caos.
Además, Trump fue claro en su apoyo a Israel, acusando a Harris de tener posturas peligrosas que pondrían en riesgo la existencia del Estado israelí. “Si Kamala llega al poder, Israel no durará dos años”, advirtió, reafirmando su compromiso con sus aliados internacionales.
En cuanto al aborto, Trump evitó caer en las trampas del discurso de Harris, quien intentaba polarizar el tema. Mantuvo su enfoque en el respeto a la vida y la importancia de tomar decisiones que protejan a los más vulnerables.
El expresidente cerró el debate de manera contundente, calificando la administración actual como “el peor presidente y la peor vicepresidenta en la historia de nuestro país”. Harris, por su parte, no logró contrarrestar los ataques y se quedó corta en presentar un plan sólido para el futuro de Estados Unidos.
Con este debate, Donald Trump se reafirma como el líder con experiencia, fortaleza y un claro plan para devolver la grandeza a Estados Unidos, mientras Kamala Harris lucha por desprenderse de la sombra de un fallido gobierno demócrata.
