Agencias
CDMX.- En un acto que demuestra, una vez más, que la impunidad es el verdadero estandarte de la llamada Cuarta Transformación, Miguel Ángel Yunes Márquez, “Chiquiyunes”, rindió protesta como senador de la República a pesar de tener una orden de aprehensión en su contra.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha hecho de la lucha contra la corrupción su bandera política, pero la realidad demuestra que sus palabras se quedan en el aire cuando se trata de proteger a ciertos personajes políticos.
“Chiquiyunes”, hijo del ex minigobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, enfrenta serias acusaciones de enriquecimiento ilícito y abuso de poder, sin embargo, nada de esto ha impedido que hoy esté ocupando un escaño en el Senado, protegido por la misma clase política que AMLO prometió erradicar.
El caso de Yunes Márquez es un reflejo de la doble moral que impera en la administración federal, mientras que para algunos personajes incómodos se aplican con rigor las leyes, otros, que tienen vínculos políticos, parecen inmunes a cualquier tipo de acción judicial.
La emisión de una Ficha Roja por la Interpol, que debería ser una medida efectiva para asegurar su captura, quedó como un simple trámite burocrático que no tuvo consecuencias reales.
Este hecho envía un mensaje a la sociedad mexicana: la impunidad sigue siendo la norma, y la justicia en México sigue siendo selectiva. ¿De qué sirve una orden de aprehensión si no se cumple? ¿De qué sirve la retórica de un presidente si no se traduce en acciones contundentes? Mientras, “Chiquiyunes” disfruta de un fuero que lo protege, burlándose no sólo de las instituciones, sino también de la confianza de los ciudadanos.
La impunidad campea, y el gobierno de Andrés Manuel López Obrador parece más interesado en proteger a los suyos que en cumplir con su compromiso de limpiar la política mexicana.