En la Colonia Culturas de México, la situación se ha tornado desesperante tras más de 25 días sumergidos en aguas negras. A pesar de que este martes el nivel del agua descendió en promedio 30 centímetros, aún hay zonas donde alcanza el metro de altura. La proliferación de enfermedades ha llevado a los residentes a tomar medidas drásticas, dejando solo a dos adultos por vivienda para proteger sus hogares de la rapiña.
Desde el 2 de agosto, la comunidad ha enfrentado graves problemas de salud. El Dr. José Antonio Pérez, del DIF Chalco, reporta un incremento alarmante en enfermedades respiratorias y gastrointestinales. “Estamos atendiendo entre 30 y 50 personas diarias con infecciones de la piel, problemas gastrointestinales e infecciones respiratorias,” explica Pérez. Los afectados sufren desde tos, dolor de garganta, fiebre, hasta infecciones en la piel y los ojos debido al contacto prolongado con las aguas contaminadas.
A pesar de los esfuerzos de los residentes por mantenerse en sus hogares, la situación ha llevado a muchos a buscar refugio con familiares. Antonio Domínguez, uno de los afectados, relata: “No se puede quedar uno ahí en la casa. El agua huele mal, los moscos son una plaga, y el contacto con el agua me ha causado dolores en todo el cuerpo.” Además, las complicaciones de enfermedades crónicas se han intensificado debido a la exposición continua.
Hasta ahora, solo dos personas han sido hospitalizadas, una por traumatismo y otra por insuficiencia venosa. Sin embargo, la mayor preocupación radica en las enfermedades gastrointestinales. Las autoridades están llevando a cabo un estudio para identificar los patógenos responsables de las infecciones diarreicas que afectan a la población.
Los vecinos, que durante semanas intentaron soportar la situación, ahora se ven obligados a abandonar progresivamente sus hogares. Angel, un residente, comenta: “Muchos tuvimos que irnos debido a las picaduras de moscos, hongos, y diarrea. Ahora estamos tratando de proteger nuestras casas de la rapiña.”
Aunque el nivel del agua ha disminuido, las lluvias continúan, manteniendo la crisis en un estado crítico. Los residentes que permanecen en la zona lo hacen para proteger sus hogares y ayudar a los vecinos que han tenido que abandonar sus viviendas, creando una red de apoyo mutuo en medio de la adversidad.