Caracas, Venezuela – La increíble historia del ibis calvo septentrional, un ave que una vez se extinguió en el siglo XVII, destaca no solo la capacidad de recuperación de la naturaleza, sino también la innovación en la conservación de especies. Gracias a los esfuerzos de cría y reforestación en las últimas dos décadas, este majestuoso pájaro ha regresado a los cielos europeos, pero con un desafío peculiar: ¿cómo enseñar a un ave nacida en cautiverio a volar y migrar correctamente?
El ibis calvo septentrional, con su distintivo plumaje verde iridiscente, cabeza calva y roja, y largo pico curvado, solía ser una presencia común en el norte de África, la Península Arábiga y gran parte de Europa. Sin embargo, su caza indiscriminada lo llevó a la extinción en Europa. Hoy en día, tras dos décadas de esfuerzo por parte del Waldrappteam, la población centroeuropea ha crecido de cero a casi 300 ejemplares.
El biólogo Johannes Fritz y su equipo enfrentan un reto fascinante: enseñar a estas aves, que no han heredado la sabiduría migratoria de generaciones anteriores, a volar en la dirección correcta. Los ibis calvos nacidos en cautiverio no tienen el instinto migratorio desarrollado y, sin la guía de aves mayores, tienden a desaparecer poco después de su liberación.
Para resolver este problema, el Waldrappteam ha adoptado un enfoque innovador. Los polluelos son cuidados como si fueran sus propios hijos por un equipo de “padres adoptivos” humanos, quienes interactúan con ellos para establecer un vínculo de confianza. Barbara Steininger, una de las madres adoptivas, describe su papel como “mamá pájaro”, alimentando y cuidando a los pequeños ibis.
El equipo utiliza aviones ultraligeros, en los que los conservacionistas vuelan como guías migratorios, animando a las aves con megáfonos y creando una ruta visible. Esta táctica recuerda a los esfuerzos del naturalista Bill Lishman, quien utilizó aviones ultraligeros para enseñar a los gansos canadienses y grullas blancas a migrar.
El desafío actual incluye la adaptación a los efectos del cambio climático, que ha alterado las rutas migratorias y las condiciones climáticas. Este año, el equipo ha tenido que guiar a las aves en una ruta extendida de unos 2,800 kilómetros desde Baviera hasta Andalucía, España. La travesía podría durar hasta 50 días y enfrenta condiciones más frías y difíciles que el año pasado.
El trabajo del Waldrappteam no solo busca asegurar la supervivencia del ibis calvo septentrional, sino también allanar el camino para otras especies migratorias amenazadas. Con cada vuelo, se acerca un paso más a restaurar el equilibrio natural y la migración en el mundo de las aves.