AGENCIA
Islamabad.- El reciente decreto del régimen talibán en Afganistán, que prohíbe las voces y los rostros desnudos de las mujeres en público, marca un nuevo y alarmante capítulo en la represión de los derechos humanos en el país. Emitidas bajo el pretexto de combatir el “vicio” y promover la “virtud”, estas leyes recientemente aprobadas por el líder supremo Hibatullah Akhundzada representan una grave violación a los derechos fundamentales de las mujeres y la libertad de expresión.
El Talibán, que tomó el poder en 2021, ha establecido un ministerio para la “propagación de la virtud y la prevención del vicio”. Este ministerio ha publicado un documento de 114 páginas y 35 artículos que regula de manera draconiana varios aspectos de la vida cotidiana, desde el transporte público hasta la música, pasando por el afeitado y las celebraciones.
Entre las disposiciones más preocupantes se encuentran las restricciones a la presencia pública de las mujeres. Según las nuevas leyes, las mujeres están obligadas a cubrirse completamente frente a hombres y mujeres no musulmanas para evitar la “corrupción”.
Además, la voz de una mujer se considera íntima y, por lo tanto, se prohíbe cantar, recitar o leer en voz alta en público. Este tipo de prohibiciones no solo coartan la libertad de expresión, sino que también perpetúan la opresión sistemática contra las mujeres, reduciéndolas a una existencia silenciosa y oculta.
La prohibición de mirar a hombres no emparentados y la prohibición de tocar música y transportar a mujeres solas son reflejos de una visión retrógrada de la sociedad que ignora los derechos individuales y la dignidad humana. Además, el artículo 17 prohíbe la publicación de imágenes de seres vivos, lo que amenaza con suprimir aún más la ya frágil libertad de prensa en Afganistán. Este tipo de censura no solo limita la capacidad de informar, sino que también silencia a quienes intentan dar voz a la injusticia y la opresión.
Las nuevas leyes también obligan a los pasajeros y conductores a realizar oraciones en horarios designados, una medida que imposibilita la libertad religiosa y personal.
La comunidad internacional debe condenar enérgicamente estas medidas y exigir el respeto a los derechos humanos en Afganistán. La represión de la libertad y los derechos básicos bajo el régimen talibán no solo afecta a las mujeres, sino que también socava los principios fundamentales de dignidad, igualdad y libertad para todos los ciudadanos.
Es imperativo que la presión internacional se mantenga firme para proteger a los afganos de las políticas opresivas y garantizar que se respeten los derechos humanos universales. Las voces de resistencia y solidaridad deben alzarse para combatir estas injusticias y apoyar a quienes luchan por la libertad y la igualdad en Afganistán.