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Ya no puede uno ir a comprar un refresquito, ¡porque llega la Patrulla Espiritual y te anexa!

Superiberia

AGENCIA

Tijuana.- Un video que circula en redes sociales muestra a un hombre identificado como Óscar Obed Parra siendo ingresado sin previo aviso por la “Patrulla Espiritual” a la clínica JIREH, un centro de rehabilitación antidrogas en Tijuana. En las imágenes, Óscar, un poblano de 30 años, se encuentra comprando un refresco en un Oxxo cuando es abordado por un sujeto conocido como “Chikilín” y otros rescatistas que le informan que será ingresado al centro de rehabilitación.

Óscar, visiblemente confundido, les explica que no consume drogas y que su apariencia descuidada se debe a su trabajo como reciclador de basura. “Yo no necesito un centro, estoy trabajando, si me miras todo sucio es porque ando reciclando”, dijo mientras intentaba alejarse con su refresco en mano. Sin embargo, los rescatistas le cerraron el paso, afirmando que su negación era un síntoma de adicción y citando versículos bíblicos mientras lo subían a una camioneta en contra de su voluntad. Desesperado, Óscar gritó: “¡Me están secuestrando!”.

El video se viralizó rápidamente, generando opiniones divididas. Algunos aplaudieron la intención de los “guardianes” de ayudar a personas en situación de calle con problemas de adicción, mientras que otros criticaron sus métodos por ser invasivos y cuestionaron si podrían constituir un delito.

Horas después, la “Patrulla Espiritual” publicó un segundo video en su página oficial, mostrando la ubicación de la clínica donde fue ingresado Óscar. También compartieron una ficha con sus datos para localizar a su familia, informando que Óscar había vivido en situación de calle durante siete años. Aunque Óscar parecía molesto, los brigadistas le dieron una cálida bienvenida con oraciones y abrazos. Según la organización, sus hijos ya se han puesto en contacto con la clínica.

La “Patrulla Espiritual” es parte de la clínica cristiana JIREH, y su misión es rescatar a personas con adicciones para ofrecerles refugio y tratamiento. Los “becados”, como llaman a los ingresados, reciben atención médica, aseo personal, tratamiento contra la adicción, y participan en talleres, charlas, terapia psicológica y grupos de oración.

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