AGENCIA
Brasil.- Las autoridades brasileñas iniciaron este sábado el retiro de los cuerpos de las 62 víctimas del trágico accidente aéreo ocurrido el viernes en São Paulo. Los equipos de rescate están trabajando arduamente en el lugar del siniestro, que se produjo en una zona residencial de Vinhedo, a unos 80 kilómetros al noroeste de la ciudad de São Paulo.
El avión, operado por la aerolínea Voepass, se precipitó en una zona habitacional conocida como Residencial Recanto Florido. El fuselaje del avión quedó convertido en un amasijo de hierros, y hasta el momento se han recuperado 16 cuerpos. La persistente lluvia desde la noche del viernes está complicando las labores de rescate, que podrían prolongarse “incluso días”, según el portavoz de los bomberos, capitán Maycon Cristo. Alrededor de 200 personas están involucradas en las tareas de recuperación, y los cuerpos serán trasladados a la morgue de São Paulo.
La aeronave, un ATR de fabricación franco-italiana, se dirigía desde Cascavel en el estado de Paraná hacia el aeropuerto internacional de Guarulhos en São Paulo. Según datos del sitio Flight Radar 24, el avión voló a una altitud de 17 mil pies (5 mil 180 metros) durante casi una hora antes de empezar a perder altitud de manera brusca, descendiendo a 4 mil pies (mil 250 metros) en tan solo un minuto. La Fuerza Aérea Brasileña indicó que el avión perdió contacto con el radar a las 13:22 horas locales.
El Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos de Brasil (Cenipa) ha abierto una investigación para determinar las causas del accidente. Los investigadores han recuperado la caja negra del avión para su análisis.
La Agencia Nacional de Aviación Civil aseguró que la aeronave, que había estado en servicio desde 2010, cumplía con todas las normas vigentes y que la tripulación tenía certificados válidos. Marcel Moura, director de operaciones de Voepass, informó que el avión había pasado por un “mantenimiento de rutina” la noche anterior al accidente y no presentaba problemas técnicos.
Los vecinos del área describieron haber oído un fuerte estruendo antes de ver el avión desplomarse en caída libre. El impacto con el suelo provocó un incendio y una gran columna de humo, capturada en videos por residentes locales.
La fabricante ATR ha expresado su compromiso de apoyar la investigación en curso para esclarecer las causas del accidente. Este siniestro revive el doloroso recuerdo de otros accidentes aéreos en Brasil, como el del Airbus A320 en 2007, que dejó 199 muertos, y el Airbus A330 de Air France en 2009, que se estrelló en el océano Atlántico con 228 personas a bordo, sin sobrevivientes.