Agencia
Internacional.- Un reciente estudio de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, ha revelado que los perros son capaces de percibir el olor del estrés humano, lo cual influye significativamente en sus emociones y comportamientos, llevándolos a tomar decisiones más pesimistas.
La investigación, publicada el pasado lunes en la revista Scientific Reports, es el resultado de una colaboración entre la Universidad de Bristol, la Universidad de Cardiff y la organización benéfica británica Medical Detection Dogs. El objetivo del estudio era observar cómo los perros reaccionan ante diferentes estímulos olfativos en ambientes que denotan relajación y estrés. Mediante la observación detallada, los investigadores constataron que el olor del estrés humano afecta tanto el aprendizaje como el estado emocional de los canes.
“Algunas personas han estudiado si los perros pueden realmente detectar diferencias en el olor, y lo han hecho, pero nadie había estudiado realmente cómo esto afecta las emociones del perro”, afirmó la doctora Zoe Parr-Cortes, veterinaria y autora principal del estudio.
El estudio se llevó a cabo en condiciones controladas donde los perros fueron expuestos a muestras de olores provenientes de humanos en situaciones de estrés y de relajación. Los resultados mostraron que los perros no solo podían diferenciar entre estos olores, sino que el olor del estrés humano provocaba un cambio notable en su comportamiento, haciéndolos más propensos a adoptar una perspectiva pesimista en situaciones ambiguas.
Estos hallazgos tienen importantes implicaciones para la comprensión de la relación entre los humanos y sus mascotas, así como para el entrenamiento y bienestar de los perros. La capacidad de los perros para detectar y reaccionar al estrés humano podría abrir nuevas vías en la asistencia y terapia con animales, especialmente en el apoyo a personas con condiciones como la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático.
La doctora Parr-Cortes y su equipo esperan que este estudio impulse futuras investigaciones sobre cómo los olores humanos pueden influir en el comportamiento animal, y cómo esta información puede ser utilizada para mejorar la vida de las mascotas y sus dueños.
Este descubrimiento resalta una vez más la profunda conexión entre los humanos y los perros, subrayando la importancia de considerar el bienestar emocional de nuestras mascotas en nuestro día a día.
