AGENCIA
CDMX.- El obispo emérito de la diócesis de Tapachula, Jaime Calderón, ha denunciado que en la sierra fronteriza con Guatemala, donde casi 600 personas huyeron esta semana, la población civil está siendo obligada a actuar como “escudos humanos” en los enfrentamientos entre grupos criminales. En un comunicado fechado el miércoles, Calderón indicó que los habitantes de la región, ya sumidos en una situación crítica por secuestros, extorsiones y retenes viales impuestos por los cárteles, han sido forzados a participar en estos conflictos violentos.
El obispo señaló que estos hechos ocurrieron entre el 20 y el 22 de julio, sin especificar comunidades concretas. La situación ha llevado a numerosas familias a cruzar la frontera hacia Guatemala, donde el presidente Bernardo Arévalo confirmó la llegada de refugiados mexicanos. Hasta ahora, los servicios de atención en Guatemala han recibido a unas 580 personas, quienes llegaron al municipio de Cuilco en el departamento de Huehuetenango desde el 23 de julio.
En respuesta a la crisis, Calderón pidió protección y ayuda para los desplazados, criticando la falta de intervención efectiva por parte de las autoridades mexicanas. La Secretaría de Seguridad de Chiapas informó a AP que no había recibido reportes sobre los incidentes mencionados, y tanto el Gobierno del estado como la Cancillería mexicana no han respondido a solicitudes de comentario.
El conflicto entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación ha intensificado la violencia en Chiapas, estado que conecta con Centroamérica y enfrenta problemas de seguridad que afectan gravemente a la población. La situación ha provocado desplazamientos masivos, como el ocurrido en junio en Tila, donde más de 4 mil personas huyeron de la localidad después de estar 72 horas confinadas por miedo a los grupos armados.
Calderón también denunció que las fuerzas militares en la región, bajo órdenes del Gobierno, están presentes, pero no intervienen para proteger a la población, mientras los cárteles intentan silenciar el sufrimiento de los civiles. El obispo hizo un llamado a la unidad comunitaria y a alzar la voz en contra de la situación que enfrentan.
