El Presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, y su hijo, Ramón Jamil Jesurún, se encuentran entre las 27 personas arrestadas durante los disturbios que se produjeron el domingo en la final de la Copa América entre Argentina y Colombia. La policía de Miami-Dade informó el lunes sobre los arrestos, destacando la magnitud del caos que envolvió el evento.
Ramón Jesurún y su hijo fueron detenidos al término del encuentro en el Hard Rock Stadium, según declaró el detective Andre Martin a The Associated Press. Aunque Martin no divulgó los cargos específicos, se informó que Ramón Jamil Jesurún fue fichado por tres cargos de agresión a una persona. La Federación Colombiana de Fútbol no ha respondido a las solicitudes de comentarios al respecto.
Jesurún, de 71 años, ha presidido la federación desde 2015 y es vicepresidente de la Conmebol, además de ser miembro del Consejo de la FIFA. Anteriormente, en 2020, estuvo implicado en una investigación conocida como el “cartel de boletería” en Colombia, que involucró un presunto acuerdo ilegal para limitar la competencia en la venta de boletos para los partidos de la selección en las eliminatorias para el Mundial Rusia 2018. La Superintendencia de Industria y Comercio de Colombia multó a la federación y a varias personas, incluido Jesurún, quien apeló la decisión y se mantuvo en su cargo directivo.
El lunes, la Conmebol emitió un comunicado lamentando los incidentes y condenando el intento de varios aficionados de ingresar al estadio sin boleto. Este suceso planteó serios cuestionamientos sobre las fallas en los controles de seguridad, especialmente dado que el Hard Rock Stadium será sede de partidos del Mundial de 2026.
“Ante esa situación, Conmebol estuvo sujeta a las decisiones que tomaron las autoridades del Hard Rock Stadium, acorde a las responsabilidades contractuales, establecidas para la operación de seguridad”, declaró el ente sudamericano. “Además de las disposiciones determinadas en dicho contrato, Conmebol recomendó a dichas autoridades los procedimientos probados en eventos de esta envergadura, los cuales NO fueron tomados en cuenta”.
El Hard Rock Stadium, por su parte, señaló que la seguridad fue una responsabilidad compartida entre los administradores del estadio, la Conmebol, la Concacaf y la policía local. Un portavoz del estadio destacó que se duplicó el personal de seguridad y se movilizaron más de 800 agentes para la final. A pesar de estos esfuerzos, el caos fue inevitable, resultando en la expulsión de 55 personas y daños significativos en las instalaciones.
La escena se volvió caótica pocas horas antes del inicio del partido, programado para las 20:00 horas. Aficionados saltaron las rejas de seguridad y corrieron junto a los oficiales de policía y asistentes del estadio, algunos en estado de histeria mientras buscaban a sus acompañantes. Videos y fotos en redes sociales mostraban barandillas de escaleras mecánicas destrozadas, y diversos objetos personales esparcidos por el suelo.
El Hard Rock Stadium en Miami Gardens, Florida, sede de los Dolphins de la NFL, albergará siete partidos del Mundial de 2026, incluyendo uno de cuartos de final y el partido por el tercer puesto. Este incidente pone en duda la capacidad del estadio para manejar eventos de gran envergadura sin comprometer la seguridad y el bienestar de los asistentes.