De la Redacción
El Buen Tono
Región.- Bajo la protección de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), operan bandas delictivas especializadas en el robo de casas y llantas en Córdoba y Fortín.
Estos delincuentes tienen un modus operandi bien definido: un hombre y una mujer tocan los timbres de las viviendas para saber si hay gente y, si nadie sale, regresan y se meten a robar.
Los robos no sólo se limitan a hogares comunes, pues incluso la residencia de un diputado federal ya fue víctima de estos actos delictivos.
La corrupción de la SSP permite que estas bandas operen con impunidad, pues cuando la actividad delictiva comienza a atraer demasiada atención y se “calienta” la zona, el delegado corrupto ordena a los delincuentes que se trasladen a otro municipio para que la situación se enfríe, permitiéndoles regresar luego y continuar con sus actividades ilícitas sin problemas.
Este ciclo de corrupción y delincuencia no sólo afecta la seguridad y el bienestar de los ciudadanos, también erosiona la confianza en las instituciones encargadas de protegerlos.
Aunque el gobierno estatal y municipal insistan en que hacen falta más policías, en realidad lo que falta es combatir la corrupción de la SSP porque de nada sirve que inviertan en equipo y personal, si ellos están coludidos con los delincuentes.
