Florida ha dado un paso controvertido al implementar una nueva ley que, a partir de esta semana, prohíbe que los empleadores ofrezcan pausas y protecciones básicas a los trabajadores expuestos al sol y altas temperaturas. Firmada por el gobernador Ron De Santis en abril pasado, esta medida afecta especialmente a trabajadores hispanos del campo y la construcción, quienes enfrentan diariamente el calor extremo y la humedad.
La legislación no solo elimina la obligación estatal y local de proporcionar sombra, agua accesible y descansos a estos trabajadores, sino que también impide que los gobiernos locales favorezcan a contratistas que sí ofrezcan estas protecciones. En un estado donde el calor puede alcanzar niveles peligrosos, con récords recientes en la Bahía de Tampa, la medida ha generado preocupaciones sobre la seguridad laboral y la salud pública.
Según la NOAA de Estados Unidos, Florida ocupa el tercer lugar entre los estados más calurosos del país, lo que agrava la situación para aproximadamente 300,000 trabajadores al aire libre en Miami-Dade, quienes ahora enfrentan condiciones laborales menos seguras.
Esta ley ha suscitado críticas severas, especialmente porque los latinos tienen tres veces más probabilidades que los no latinos de morir por condiciones laborales relacionadas con el calor. Oscar Londoño, codirector de WeCount! en Florida, señaló que junio pasado fue uno de los más calurosos registrados en la historia del estado, con temperaturas superiores a los tres dígitos.
Con advertencias de grupos preocupados por la salud laboral, que estiman que el calor extremo ya causa alrededor de 120,000 lesiones laborales anuales en EE. UU., esta ley podría elevar esa cifra a 450,000 para el año 2050 si no se toman medidas.
La nueva normativa plantea serias preguntas sobre la protección de los trabajadores en condiciones climáticas extremas y ha desencadenado un debate nacional sobre los derechos laborales y la responsabilidad del gobierno en la seguridad de los empleados.